El dr. Alberto Trimboli reconoce que existen diferentes formas de consumos problemáticos, pero todas derivan de un mismo problema, la salud mental. La incapacidad de poner límites de consumo, cualquiera sea, se convierte en un problema. En su visita a Santa Fe, explicó el motivo por el cual debe tratarse con una perspectiva de salud mental.
Se denomina consumos problemáticos al abuso de alcohol, tabaco, las drogas, el juego, la tecnología, las compras, la alimentación o cualquier otro consumo que un médico diagnostique como compulsivo, es decir, fuera de tu control. Cabe aclarar que no todo consumo problemático es una adicción. Pero sí todas las adicciones son consumos problemáticos. Por ejemplo, el consumo excesivo de alcohol por parte de los jóvenes, o el juego excesivo; que empiezan a tener algún tipo de afectación en su vida, se convierten en un “consumo-problema”.

Valeria Elías
RTS Medios
El dr. Alberto Trimboli es presidente Honorario de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), ex presidente de la Federación Mundial de Salud Mental (WFMH) y exdirector de Investigación de Sedronar, estuvo en la ciudad de Santa Fe, capacitando y explicando esta situación a los especialistas involucrados en la temática, el evento fue organizado por la Subsecretaría de Salud de la Municipalidad. Trimboli, en diálogo con RTS Medios, respondió algunas consultas sobre el tema en cuestión.
Respecto a cuáles son los consumos problemáticos más frecuentes y si existe una forma de detectarlos, el especialista expuso: “Lamentablemente, en la actualidad no contamos con estadísticas actualizadas y representativas que nos permitan establecer con precisión cuáles son los consumos problemáticos más frecuentes. Sin embargo, desde la práctica clínica y comunitaria se observan patrones claros: el consumo de alcohol, tabaco y psicofármacos —todas sustancias legales— sigue siendo muy prevalente. Luego se encuentran los consumos de sustancias ilegales”.
Y agregó: “En paralelo, hay un crecimiento sostenido de los consumos problemáticos vinculados a entornos digitales. Esto incluye no solo las apuestas online, sino también otros comportamientos que el Estado suele negar o invisibilizar, como el uso excesivo o compulsivo de videojuegos (con o sin dinero), el ciberbullying, el acceso problemático a pornografía, las compras compulsivas por internet, la adicción al sexo, el uso intensivo de redes sociales y las transacciones riesgosas con criptomonedas, entre otras”.
“Estos consumos están fuertemente influenciados por la publicidad y los algoritmos de las plataformas digitales, que refuerzan comportamientos adictivos. Es importante señalar que, si bien se han discutido y promulgado leyes que regulan el juego online, otros consumos digitales potencialmente más graves siguen quedando fuera de la agenda legislativa”, concluyó el entrevistado.
Consecuentemente, explicó que un consumo se vuelve problemático cuando comienza a generar consecuencias negativas en la vida de una persona, ya sea en su salud física o psíquica, en sus relaciones interpersonales, su desempeño laboral, académico o en cualquier otra área de su funcionamiento cotidiano. El consumo problemático no se limita al uso de sustancias ilegales. El especialista detalló que puede involucrar sustancias legales, conductas necesarias para la vida (como la alimentación) o actividades cotidianas (como el uso de internet). “Por ejemplo, una persona puede tener una relación adictiva con la comida y desarrollar trastornos como bulimia, anorexia u obesidad. Otro ejemplo es el trabajo, el sexo o las compras”, agregó.
“No debemos centrarnos únicamente en la sustancia consumida o en el tiempo que se dedica a una determinada conducta”, alertó Trimboli y continuó: “Lo esencial es observar el impacto que ese consumo tiene en la vida de la persona. Una conducta se vuelve adictiva cuando se convierte en el eje central de la vida del individuo, al punto de impedirle cumplir con otras obligaciones o actividades básicas, como dormir, comer, vincularse, estudiar o trabajar. La adicción se hace especialmente evidente en situaciones donde la persona se ve obligada a interrumpir esa conducta. Por ejemplo, alguien que experimenta ansiedad o malestar durante un vuelo por no tener acceso a su teléfono, apuestas o conexión a internet, podría estar atravesando un consumo problemático”.
Cómo ayudar al que lo necesita
Familiares, amigos y compañeros son los primeros en detectar que algo no está bien en esa persona, que presenta conductas diferentes a las cotidianas. Entre las señales de alerta, el especialista enumera: “Esos cambios pueden manifestarse como aislamiento, irritabilidad, bajo rendimiento académico o laboral, alteraciones en los hábitos de sueño o alimentación, entre otros”.
Al momento de aconsejar cómo actuar, indicó que “el primer paso es abrir un espacio de diálogo, mostrando preocupación, sin juzgar ni minimizar lo que la persona está viviendo. Se debe hablar de las dificultades que atraviesa, y señalar cómo han cambiado sus relaciones y actividades cotidianas, y proponer la posibilidad de consultar con un profesional de la salud mental. Cuanto antes se inicie un abordaje terapéutico, mejores serán las posibilidades de acompañamiento y recuperación”.
Sobre cómo evitar que se generen consumos problemáticos, respondió: “La prevención no debe recaer exclusivamente en las personas o familias. Es una responsabilidad colectiva que debe ser abordada desde políticas públicas, ámbitos educativos, espacios comunitarios y culturales. El Estado tiene un rol clave en la promoción de la salud y la prevención de adicciones, generando campañas de concientización, regulando la publicidad nociva y ofreciendo recursos accesibles para la población. A su vez, las escuelas y comunidades deben desarrollar estrategias de alfabetización digital que permitan a niños y adolescentes desenvolverse con autonomía y responsabilidad en el mundo virtual, del mismo modo que se les enseña a hacerlo en el mundo físico. Las familias, por su parte, deben acompañar activamente el crecimiento de niños y adolescentes, manteniendo canales de diálogo abiertos, informándose sobre los riesgos asociados al consumo y brindando contención emocional”.
Fuente: RTS Noticias