Es bachiller en Ciencias Matemáticas y domina seis idiomas

El cardenal Robert Prevost es conocido como un misionero estadounidense de 69 años que dedicó su carrera a servir en Perú, según un medio norteamericano.
Al momento de haber sido elegido Papa presidía la poderosa oficina de obispos del Vaticano.
Es el primer papa estadounidense en los 2000 años de historia de la Iglesia Católica, destaca este jueves la agencia de noticias Assocciated Press.
El difunto papa Francisco llevó a Prevost al Vaticano en 2023 para que se desempeñara como el poderoso jefe de la oficina que examina las nominaciones de obispos de todo el mundo, uno de los cargos más importantes de la Iglesia Católica.
Una anécdota indica que pocos días después de haber recibido el birrete rojo de manos de Francisco, Robert Francis Prevost se lamentó de su escaso tiempo libre y reveló que era «un gran aficionado al tenis», pero no podía practicarlo.
Prevost nació en Chicago y posee ciudadanía peruana, por lo que habla perfecto español, como lo demostró en su primer discurso este jueves.
Sus partidarios afirman que el agustiniano es una alternativa equilibrada entre los papables, capaz de manejarse entre las alas progresistas y conservadoras que generaron profundas divisiones y luchas internas.
Está alineado con los ideales de Francisco, fue prior general de los Agustinianos y obispo de Chiclayo, en el noroeste de Perú, donde fue designado en 2014 por el pontífice argentino.
De acuerdo con un análisis del diario argentino La Nación, el
cardenal norteamericano se asemeja a su predecesor en su fuerte compromiso con los pobres y los migrantes.
«El obispo no debe ser un principito sentado en su reino. Está llamado auténticamente a ser humilde, a estar cerca de la gente a la que sirve, a caminar con ellos, a sufrir con ellos», señaló el año pasado.
Bergoglio también lo había designado como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su gran conocimiento sobre la realidad y las periferias de la región.
Según el sitio especializado en información religiosa Reunión Digital, el cardenal podría erigirse en un «muro de contención» frente al presidente Donald Trump, cuyas duras posturas sobre la migración -que lo enfrentaron a Bergoglio- «conoce a la perfección».
El candidato predilecto de Trump para suceder a Francisco era el cardenal Timothy Dolan, de 75 años y arzobispo de la ciudad de Nueva York, considerado líder del ala más tradicionalista de la Iglesia norteamericana y opositor a la agenda de Bergoglio.
Tras la muerte de Francisco, Prevost avisó que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.
«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», había comentado a Vatican News.
Prevost conoció a Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires, con encuentros en sus viajes al país.
«En los tiempos en que yo era prior general de los agustinos, varias veces, durante las visitas a mis hermanos en la Argentina, cuando él era todavía cardenal, tuve ocasión de conocerlo y hablar con él, informalmente y sobre asuntos más institucionales», recordó.
Prevost nació en Chicago, en el estado de Illinois, el 14 de septiembre de 1955, y creció en Dolton, una localidad en el sur de los suburbios.
Obtuvo el título de bachiller en Ciencias Matemáticas en la Universidad Villanova, en Pensilvania, y luego se especializó en Derecho Canónico en el Colegio Pontificio de Santo Tomás de Aquino, en Roma, donde alcanzó el doctorado con honores magna cum laude.
No solo habla español e inglés, también domina el italiano y el portugués, en tanto que lee latín y alemán.
Ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 y profesó sus votos solemnes en 1981. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de junio de 1982. Lllegó a Perú en 1985, estuvo un año, regresó a los Estados Unidos como director vocacional y de misiones para la provincia agustiniana de Chicago (entre 1987 y 1988), para retornar a la nación sudamericana.
Dirigió el seminario agustiniano en Trujillo y enseñó derecho canónico en el seminario diocesano, donde también fue prefecto de estudios.
Más adelante cumplió funciones en los Estados Unidos pero nunca se despegó completamente del Perú.
En algún momento quedó en el ojo del huracán por denuncias de presunto encubrimiento de sacerdotes acusados de abusos sexuales pero también fue defendido por la diócesis de Chiclayo, que denunció una campaña de desprestigio.
Fuente: Noticias Argentinas