Resiliencia, volver a empezar 

En el mes de la salud mental, hay un tema que los argentinos evidencian en sus hacer cotidiano, el sobrevivir o salir adelante ante las adversidades que se presentan. ¿Cómo salimos adelante a pesar de todo?

Valeria Elías

RTS Medios

“El término resiliencia suele utilizarse para explicar la posibilidad de superar eventos, circunstancias muy adversas. Se habla entonces de sobreponerse a situaciones difíciles, extremas o traumáticas como podrían ser ejemplo abandonos, maltratos, catástrofes, accidentes. Este concepto se ha popularizado y extendido en su uso debido a la capacidad de algunas personas de afrontar eventos significativos que implican algún tipo de pérdida”, comenzó explicando la especialista consultada.

 

Hablamos con la Licenciada Cecilia Bourlot (M.P 1027), miembro del “Instituto de Psicoanálisis” del Colegio de Profesionales de la Psicología 1era Circunscripción Provincia de Santa Fe y miembro del Colectivo en Salud Mental “ÁGORA”, quien nos comentó y analizó algunas cuestiones para comprender mejor.

 

Luego siguió explicando “si bien el término no es propio del Psicoanálisis permite ubicar una idea que no le es ajena al mismo: frente a cierta situación importante de nuestras vidas (la pérdida de un ser querido, un trabajo, enfermedades, accidentes, separaciones) podemos no sentirnos en condiciones de hacer algo con lo que esa circunstancia nos provoca. No poder sobrellevar o atravesar aquello que nos pasó y sus efectos nos remite a una dimensión crucial para los seres humanos que es la de la salud mental. Es posible entonces, que eso que se denomina resiliencia este dando cuenta de la posibilidad de poder pensar y entender lo que nos implicó determinada situación. Para encontrarle un lugar en la trama de nuestra historia a lo vivido, para los afectos y pensamientos que nos movilizó esa situación”.

 

“Para encontrarle un lugar en la trama- continúa la psicóloga- de nuestra historia a lo vivido, para los afectos y pensamientos que nos movilizó esa situación. No se trata de soportar, tolerar o resistir a pesar de todo, sino de poder hacer algo con eso que nos produce sufrimiento de forma que nos permita volverlo pensable, significable de manera que no continúe retornando como malestar, angustia y síntomas psíquicos y/o orgánicos. Sobreponernos a situaciones muy dolorosas dependerá de diferentes condiciones: por una parte, de los recursos psíquicos, emocionales con los que contemos en ese momento determinado de la vida. Por ejemplo, si podemos hacer algo para modificar de alguna manera aquello que nos produce sufrimiento, si podemos pensar y hablar de lo que vivenciamos, de cómo nos sentimos”.

Entonces, cómo sería, a lo que contestó “en la posibilidad de afrontar el dolor va a tener un lugar significativo también nuestra historia, como atravesamos otras pérdidas y angustias, a lo largo de la vida. Entendemos que aquello que nos angustia, nos genera dolor, aún cuando se pueda tratar de situaciones sociales, se enlaza a cuestiones propias de nuestra historia y esto frecuentemente dificulta nuestras posibilidades de elaboración”.


Pero, además van a tener importancia en la posibilidad de hacer algo con aquello que determinado evento nos produjo, otros factores como pueden ser las condiciones materiales de nuestra existencia y los vínculos con los que contamos para sostenernos y acompañarnos.


Por eso, Cecilia advirtió “cuando una vivencia nos despierta mucho dolor, angustia es posible que no podamos, por lo menos en ese momento, pensar en eso que nos está pasando. Pensar lo que nos duele y angustia requiere tiempo y, a veces, no nos sentimos en condiciones de hacerlo solos, entonces quizás necesitemos alguien que nos acompañe en ese proceso. Puede ser momento de recurrir a un profesional. Para no caer en el imperativo de superar rápidamente el dolor, tenemos que entender que hay dolores con los que se vive, se sobrellevan y poder hablar, pensar con otro puede volver tolerable el sufrimiento que sentimos”.


Pero, aclaró “las generalizaciones, a veces, no dicen mucho de las cosas, de las personas, de la vida porque no dan cuenta de la complejidad que en estas habita.Es importante pensar que los argentinos tenemos diferencias significativas en el acceso a la educación, a la salud, a los recursos materiales, redes de apoyo y contención, posibilidades de realización personal. Esas diferencias tienen un peso a la hora de pensar con qué recursos contamos para afrontar lo que nos produce dolor. La idea de resiliencia, cuando es entendida como capacidad individual que las personas portan, deja de lado esta dimensión vital de la salud mental que es la potencia de lo colectivo”.


“El nuestro es un país que impone constantemente agruparse, pensar colectivamente, usar la imaginación y la capacidad creadora y transformadora para poder hacer algo con esa realidad, que por momentos es arrasadora. Nos pudimos sobreponer a tragedias, crisis económicas, inundaciones, atentados, cuando pudimos hacer con otros. Cuando frente a lo arrasador de la realidad apelamos a la memoria, a la palabra, al nombrar, al decir, al movilizarnos. Al igual que lo hace el Psicoanálisis, entendemos que, sin un otro que nos sostenga, nos hable, nos escuche y nos ayude a pensar, estamos desamparados frente al dolor” culminó Bourlot.

Fuente: RTS Noticias