Se considera la fecha del 7 de abril, Día de la Zamba, porque ese día se inscribió en SADAIC la zamba que lleva por nombre «La 7 de abril», hace más de 100 años. Su autoría se atribuye al santiagueño Andrés Chazarreta.
Valeria Elías
RTS Medios

Si bien el Día Nacional de la Zamba se estableció oficialmente el 29 de septiembre en homenaje al natalicio de uno de los “padres del folklore”, Gustavo “Cuchi” Leguizamón, tradicionalmente se la sigue recordando cada 7 de abril, porque ser la fecha en que se inscribe en SADAIC la primera zamba argentina.
Luna cautiva, es la zamba que da nombre a la nota y pertenece a Los Charchaleros.
Romántica, sensual y provocativa. Así se entiende a la zamba, esta danza típica que retrata el momento del encuentro entre dos almas, que mezcla pañuelos y miradas y que ha sido musa de muchos artistas que dieron vida a grandes letras como “Zamba para no olvidar”, “Zamba para no morir”, “Zamba de Juan Panadero”, “El Paraná en una zamba” o “Zamba de mi esperanza”, entre tantas otras.
Sin embargo, la zamba deriva de la zamacueca, un estilo originario de Perú que puede tener un compás de 6/8, de 3/4 o una combinación de ambos. Normalmente, una zamba consta de una introducción (generalmente de ocho compases, aunque puede llegar a diez, omitirse o acortarse en ciertos casos), una primera sección (la estrofa) de doce compases que se repite y una segunda sección (el estribillo) de doce compases.
En la danza, la coreografía combina tres figuras: el arresto, la media vuelta y la vuelta entera. Dentro de la zamba existen varias modalidades como, por ejemplo, la «zamba carpera» que se distingue por ser un ritmo más ligero y porque en su música sobresale el bandoneón.
La «zamba alegre», en tanto, es la que se baila de manera más suelta y dinámica, tiene dos movimientos, dieciséis compases de zamba y otros tantos de gato y doce compases finales. Dentro del universo discursivo del folklore, la zamba ha funcionado como un dispositivo de transmisión y almacenamiento social de la cultura del amor romántico/pasional y de las relaciones de pareja.
Matías Bustafán, director del coro Liberæ Voces e integrante y Maestro Preparador del Coro Polifónico Provincial de Santa Fe, comentó sobre este género tan particular y argentino.
Sobre el género musical dijo: “Es uno de los géneros musicales y danzas más importantes de nuestro folclore, junto a la chacarera. De hecho hubo una presentación en el congreso para declarar la danza nacional, como lo es el pericón. Es una danza de pareja suelta, independiente, una danza de cortejo, de galanteo. Es muy cadenciosa y no puede faltar en su interpretación la guitarra y el bombo legüero”.
“Por lo general la temática que las envuelve es justamente la del amor, la melancolía y la nostalgia si se quiere. Aunque es difícil dar una categorización general. También encontrás zambas más de tipo descriptivo, como la Zamba de Argamonte, del Cuchi Leguizamón con letra de Manuel J. Castilla” agregó el entrevistado.
Sobre su preferencia, el director, confesó: “Me fascinan las del Cuchi Leguizamón porque son muy ricas desde el punto de vista melódico-armónico, lo que permite a los que trabajamos con coros, una enorme posibilidad de arreglos vocales (es una preferencia absolutamente personal y subjetiva- aclaró entre risas-). Del Cuchi te puedo nombrar «Zamba de Argamonte», ‘La Pomeña’ (ambas con poesías de Manuel J. Castilla). Y otra de mis preferidas es ‘La luna en tu pelo’, de Oscar Valles”.