Luego de 63 años, Santa Fe reformó su Carta Magna, abrió la puerta a nuevos derechos y consolidó algunas de las conquistas que los movimientos feministas y de la diversidad sexual habían logrado en las calles. Sin embargo, los debates fueron duros con los sectores conservadores y el resultado fue la ausencia de menciones directas a la diversidad sexual y a la educación sexual integral, entre otras.
Victoria Rodríguez
RTS Medios

Con la jura del viernes cerró un proceso de 60 días en los que 69 convencionales reformadores debatieron sobre los 42 artículos que se habían habilitado para ser modificados y sobre 45 que se sumaron. En todo el proceso, el género fue una variante presente de manera constante en los debates. Los bloques conservadores como La Libertad Avanza y Somos Vida y Libertad criticaron constantemente el avance sobre cualquier derecho que implicara paridad o algún reconocimiento a las desigualdades que afectan a las mujeres y disidencias. En tanto las convencionales de Más para Santa Fe y Unidos fueron las que alzaron la voz en defensa de los derechos que los movimientos feministas y de la diversidad conquistaron en las calles y en las normas vigentes en la provincia.
El resultado de un debate que se repitió en varias sesiones fue la incorporación de la paridad en la conformación de la Cámara de Diputadas y Diputados –algo que está contemplado y se cumple en la actualidad por la Ley de Paridad– y la recomendación de que lo mismo ocurra en la Corte Suprema de Justicia. También hubo un avance en la forma de redacción del texto final para que no se tome el masculino como un todo que incluye a las mujeres y otras identidades; y otros cambios que acompañan y consolidan las conquistas sociales.
Sin embargo, también hubo temas sobre los que no se lograron definiciones. Uno no menor es que la palabra “sexual” no aparece ni para nombrar a las disidencias sexuales –se habla sólo de “diversidades”– ni para garantizar la educación sexual integral dentro de las modificaciones que se hicieron a los artículos sobre la educación y sobre la salud.
La nueva Constitución provincial tiene 161 artículos y 27 cláusulas transitorias; mientras que la anterior tenía 116 artículos. En la de 1962, la palabra mujeres aparecía tres veces, aunque asociada a regímenes de protección especial: la detención en establecimientos diferentes al de los varones; consideraciones sobre sus derechos laborales; y como ciudadanas con derecho al voto. En la actual, se la nombra una sola vez, en el artículo 13 donde se reconoce que existen “desigualdades estructurales”.
Derechos clave
El artículo 13 marca un antes y un después al reconocer que existen “desigualdades estructurales que limitan el goce pleno de los derechos de las personas” y establece el compromiso de tomar medidas de acción positiva. Allí se destaca “el principio de participación paritaria de las mujeres, la igualdad sustantiva de ellas y las diversidades en todos los ámbitos, garantizando la protección integral frente a toda forma de violencia y discriminación”.
Por otro lado, el derecho a la salud (art. 22) contempla el término de manera integral –por lo que incluye la mental– y reconoce que “toda persona puede decidir sobre su propia salud siempre que no afecte la salud colectiva”, aunque sin aludir explícitamente a la salud sexual y reproductiva.
En el ámbito laboral (art. 23) se promueve la igualdad salarial, la desconexión digital y, deja explicitado que se impulsa “la erradicación del acoso y toda forma de violencia laboral, en especial la violencia de género”.
Una de las incorporaciones más significativas en materia de género es el reconocimiento del valor de las tareas de cuidados (art. 24). “La Provincia reconoce el valor social y económico de las tareas de cuidado”, dice el texto y marca un paso clave para visibilizar el trabajo mayormente realizado por mujeres y que sostiene la economía.
Además, el artículo 30 amplía derechos al afirmar que “toda persona tiene derecho a vivir en un entorno físico y digital seguro, libre de violencias y amenazas”, lo que abre la puerta a políticas frente a la violencia de género en entornos digitales.
Los silencios de la reforma
A pesar de estos avances, la Constitución no avanzó sobre aspectos centrales de la agenda feminista. La palabra sexual no aparece en todo el texto: no hay menciones a la diversidad sexual ni a la educación sexual integral.
En esa línea, los grupos de las disidencias habían impulsado la campaña “el derecho a ser diferente”, para incorporar específicamente al colectivo LGBTIQ+ en el texto de la Carta Magna.
Por otro lado, no hubo avances sobre la paridad en la dupla del Ejecutivo, aunque la conformación de la candidatura para gobernador/a y vice no estaba abierta a la modificación.
De todas maneras, lo más llamativo que dejó el debate fue la resistencia explícita de representantes de todos los sectores a debatir y dar lugar a medidas para garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para sectores históricamente postergados y violentados.
Esa misma línea fue la que se dejó traslucir en el acalorado debate sobre el artículo 3, dónde se definió que la religión católica, apostólica y romana ya no es la religión oficial. Fue el único dictamen aprobado que volvió a ser modificado tras las presiones de los sectores conservadores que no podían aceptar que el culto católico no estuviera nombrado en la Constitución.
La reforma deja un piso más alto en materia de igualdad, en línea con los derechos conquistados en las calles por los movimientos feministas y disidentes. Será central el acompañamiento del debate sobre las leyes que regularán los nuevos derechos que marca la Constitución provincial del 25.
Fuente: RTS Noticias