La inteligencia artificial tiene muchas utilidades y entre ellas, la de mantener conversaciones con quien la usa, pudiendo hasta casi imitar lo que podría ser una sesión de terapia, sin la mirada y sensibilidad profesional. Un análisis y recomendaciones de una práctica que ya se está dando a nivel mundial.
Luciana Trincheri
RTS Medios

En los últimos años, en el mundo, se le ha dado mucha importancia a la salud mental, en todas las facetas de la vida cotidiana, profesional, social y hasta deportiva. Ese auge, asociado al desarrollo tecnológico, hace que cada vez más personas estén usando el bot de inteligencia artificial como confidente, terapeuta o coach. Hasta las salas de espera se volvieron silenciosas por el uso del celular, que entretiene y comunica con el mundo exterior sin salir de una habitación. Una secuela de la pandemia que profundizó acciones y hábitos que ya preocupaban antes del encierro por el virus.
Sin ir más lejos, la aplicación Whatsapp que todos tenemos en el celular, tiene un lugar en la parte superior de la pantalla, con una lupita que dice “Preguntar a Meta AI o buscar”. Si uno clickea allí, ingresa a una ventana con distintas opciones como “Necesito ayuda con los deberes”, “Quiero ayuda con un proyecto para el trabajo”, “Quiero que me cuentes un cuento”, “Necesito ayuda con la tarea de la escuela” hasta “Necesito ayuda con mis relaciones”, un menú de alternativas que puede resultar desde interesante hasta alarmante en cuestión de segundos.
Cada vez más personas, muchas de ellas adolescentes, recurren a la inteligencia artificial para realizar terapia, descargar angustias o charlar sobre cuestiones personales, buscando ayuda y asesoramiento en temas personales. Todo esto a costo cero, lo que hace la práctica tan atractiva como riesgosa por la falta de asesoramiento y control profesional que puede tener la conversación.
La inteligencia artificial usada en aplicaciones o hasta en el propio whatsapp puede generar en una charla respuestas absolutamente imprevisibles o hasta simular cualidades humanas como la empatía, la compasión, la capacidad de escucha, la tolerancia, la amabilidad y hasta la elocuencia.
La impresión es de una charla discreta “de la que nadie se entera”, o donde “nadie sabe lo que hago o pregunto”, lo que da una falsa sensación de compañía o escucha. Encima, a costo cero.
Las psicólogas María José Elías y Paola Busso, miembros del equipo de especialistas del Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, hablaron sobre el tema, que se convirtió en un fenómeno a nivel mundial. Elías afirmó que “aunque no hay riesgos en la práctica en sí”, lo que representa un problema “es creer que la respuesta es la correcta, la indicada cuando no media un adulto o alguien con experiencia y formación en salud mental”. “Si las consultas tienen que ver con el estado de ánimo, ansiedad, tristeza, depresión es preciso que se aloje en una entrevista donde haya un otro humano que pueda tener en cuenta la historia de esa persona y ofrezca la calidad o confianza para desplegar ese problema”, puntualizó.
Por otro lado, Busso se refirió también a “la cantidad de tiempo que los chicos pasan en las redes sociales” como un factor clave y sobre cómo se nutren mucho de influencers. “Hablar con el chat GPT es lo que está más al alcance de las mano”, sentenció. La psicóloga dijo que “en el post pandemia quedó como una marca de época la postal de los chicos encerrados en su habitación, la comunicación a través de dispositivos, el uso excesivo durante la noche”. “Es de fácil acceso y no implica decirle a mamá o papá, a un preceptor o docente, que se necesita ayuda, ni esperar un turno con un profesional. Además está muy promovido en las redes sociales”, agregó.
En tal sentido, las dos coincidieron que los padres como adultos “cumplen una función insustituible e impostergable”. “Es importante estar atentos a cambios de humor y conducta en chicos, adolescentes y jóvenes, acompañando con una pregunta o gesto, no dejándolos solos”, afirmó Elías. Los familiares, docentes, allegados así como el profesional idóneo, deben ofrecer ayuda, consultar al enterarse o ver ésta práctica, preguntar qué devolución tuvieron, no desestimar las búsquedas en lo que puede constituir un primer intento de acercamiento.
Al hablar sobre las señales de alerta, las psicólogas dijeron que es “importante estar atento a cuestiones a conductas vinculadas al encierro o aislamiento”. “Es un factor de riesgo que no haya vida social, que no haya contacto con pares, o que todo se reduzca a la información o imágenes que provee la pantalla”, explicó Elias. Para la especialista, “el anonimato que proponen las redes y las consultas a los bots van recreando una confianza riesgosa que sigue dejando solos a los niños y adolescentes. La comunicación con un otro, cuando implica presencia tiene efectos distintos a nivel subjetivo”.
Además, advirtió que “toda la información que se vuelca en la inteligencia artificial deja de ser confidencial porque no existe el secreto profesional”. Recalcó la importancia que “alguien especializado pueda evaluar los riesgos, hasta incluso si es preciso, pueda configurarse una red de apoyo, una internación o una consulta con un psiquiatra” y no quede todo librado a una respuesta de la computadora.

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Fuente: RTS Noticias