La música dice, acompaña y cuenta: Domingo de ramos

La vigilia pascual relata un regreso festivo, “bendito es el que viene” saludando con ramos de olivos al Salvador. La música litúrgica se desarrolla dentro del espacio celebrativo ritual, unida a la acción litúrgica sacramental y expresa con mayor delicadeza la oración y enriquece con mayor solemnidad los ritos sagrados.

Valeria Elías 

RTS Medios

En la mayoría de las iglesias litúrgicas, el Domingo de Ramos se celebra con la bendición y distribución de ramas de palma, olivos o las ramas de otros árboles nativos, que representan las ramas de palma que la multitud esparció frente al Cristo mientras él entraba en Jerusalén.

 «Hosanna en las alturas/ Veo cómo se levanta/Una gran generación /Con compasión» Estas letras capturan la magnitud de la entrada de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos.

La palma de olivo adquiere importancia durante el Domingo de Ramos, ya que conmemora el ingreso triunfal de Jesús a la ciudad de Jerusalén y el inicio de la Semana Santa, el período más sagrado del calendario litúrgico cristiano, que culmina con la celebración de la Pascua de Resurrección el domingo siguiente.

Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!”

 

El padre José María Soria, comparte con nosotros la liturgia musical de este día. 

“El Domingo de Ramos es una celebración muy especial en la Iglesia católica, porque con ella se abre la Semana Santa. Se hace una doble conmemoración. El nombre completo es Celebración del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Es decir, creo que se celebra en la Pasión del Señor y antes de eso se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén. Entonces tenemos una procesión o una entrada solemne, y el canto de entrada que nos van a recordar este ingreso de Jesús en Jerusalén Y después una vez que ingresamos ya con las lecturas empezamos a pensar en la pasión de Jesús” comenzó relatando.



    «Al mediodía se oscureció todo el territorio hasta media tarde. A esa hora Jesús gritó con voz potente: ‘Eloi, Eloi, lama sabachthani’, que significa: Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?». 

    Mc 15:33

 

El padre Soria, continúa explicando: “Las lecturas de ese día nos van a hablar del siervo sufriente, la profecía de Isaías, donde se presenta a este servidor de Yahvé, que es llevado como cordero al matadero, que va a dar la vida por el rescate de muchos. En Salmo 21, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? En cierto modo ayudó a configurar los relatos de la pasión y va a ser como una profecía de la pasión de Jesús. Después la carta a Filipenses donde se nos dice que Cristo se humilló por nosotros hasta aceptar la muerte, y muerte de cruz, por eso Dios lo exaltó y dio el nombre sobre todo el hombre y se va a leer la pasión de Jesús según San Lucas”.

 

 «Arriba nuestros ramos/ cantando al Señor/ Arriba nuestros ramos/ cantando al Señor/ Bendito el que viene/ en el nombre del Señor/ Jesús nuestra esperanza Jesús liberador».

 

“Es una fiesta solemne,- aclara el padre Soria- por tanto la música debería acompañar esta solemnidad. Lo importante es que los cantos del principio, o sea de la entrada, de la procesión o de la bendición de Ramos y la procesión, nos recuerdan esta entrada de Jesús a Jerusalén como rey manso y humilde que viene a dar la vida por nosotros. Por eso, normalmente, la celebración comienza con la bendición de los ramos y con esos ramos vamos a aclamar a Jesús como nuestro rey manso y humilde”.

 

«Cristo se humilló por nosotros/ hasta aceptar por obediencia la muerte,/ y muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó/ y le dio el Nombre que está sobre todo nombre/ TE ALABAMOS, CRISTO, REY DE ETERNA GLORIA». 

 

“Después el resto de los cantos que se utilizan en la misa nos van a recordar la pasión de Jesús. Pensemos en un canto como Jesús, la imagen de Dios Padre, que toma la letra de esta carta a los Filipenses, que se lee en la segunda lectura, o Víctima Inmolada, que toma la música de un antiguo corral de bajo” finalizó José María.

 

«Padre ha llegado la hora/ Glorifica tu nombre/ En mi ser que se muere/ Para que seas tú el Rey/ Si amo mi vida, la perderé / Si doy mi vida, la ganaré». 

 

Oración para poner los ramos benditos en el hogar:

 

Bendice Señor nuestro hogar.

Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él.

Por tu intercesión danos paz, amor y respeto,

para que respetándonos y amándonos

los sepamos honrar en nuestra vida familiar,

Sé tú, el Rey en nuestro hogar.

Amén.