¿La hora prohibida o los pensamientos ardientes?

Las fantasías sexuales son los momentos más íntimos, únicos en una persona, algo que no siempre se exterioriza. Pero, en algún punto es importante hablar de ellas y porque no, llevarlas a cabo. 

Valeria Elías

RTS Medios

Muchos sienten que hablar de temas como las fantasías sexuales es incómodo, dan vergüenza o generan rechazos. Aunque no siempre resulta eso, sino que más bien, con la pareja adecuada esto puede ser un disparador para vivir momentos intensos y divertidos, establecer vínculos más fuertes y sobre todo, sentir una plenitud única.

 

Federico Bordón (Mat: 6540) es médico especialista en medicina general y familiar, sexólogo, maestrando en salud pública y docente universitario, en conversación con RTS Medios, brindó su visión sobre esta inquietud.

 

 

¿Qué son las fantasías sexuales? ¿Hay un límite para ellas?

-Las fantasías sexuales son construcciones de nuestra imaginación que despiertan excitación erótica. Representan un recurso mental para estimular la sexualidad, explorar posibilidades y enriquecer profundamente la vida íntima. Nuestras fantasías sexuales surgen al conjugar nuestras aspiraciones, conflictos y ansiedades.

 

Las fantasías son una forma de expresión de las sexualidades normal y universal que democratizan el erotismo: Todas las personas fantasean en algún momento de su vida, aunque el contenido y la frecuencia varían mucho entre cada persona. La fantasía no siempre implica un deseo real de llevarla a la práctica. A muchas personas les excitan ideas que nunca querrían llevar a cabo; incluso podrían desanimarse si realmente ocurrieran.

 

Fantasías las hay de todo tipo. La temática es muy variada. Sean del tipo que sean las fantasías, lo más importante es darse permiso a fantasear, libre de culpas, censuras, vergüenzas o miedos.

 

 

¿Es esperable tener fantasías “inusuales”?

-Sí. Lo que puede parecer extraño, incómodo, o que genere rechazo en una persona, para otra puede ser cotidiano, estimulante y placentero. El mundo de las fantasías no tiene límites y está influenciado por múltiples factores: experiencias, la cultura, los medios de comunicación, las redes sociales, los deseos inconscientes. Aquí lo importante es saber que tener una fantasía poco común no significa tener un problema, ni determina la identidad ni la conducta de alguien. Es necesario distinguir entre lo que se imagina y lo que se elige realizar en la vida real.

 

 

Fantasías sexuales más comunes:

  • Pensar en otra persona, ya sea real o imaginaria, mientras tenemos sexo con nuestros vínculos sexo afectivos.
  • Imaginar que otras manos tocan el cuerpo de nuestras parejas.
  • Estar con alguien del mismo género, homoerotismo.
  • Estar sexualmente con más de una persona a la vez.
  • Cambio de roles y del poder.
  • Tener sexo en un lugar público.

¿Qué ventajas tienen las fantasías sexuales?

  1. Fantasear a menudo puede ayudar a enriquecer y disfrutar más de la vida sexual, ya que actúa directamente en el incremento del deseo sexual.
  2. Mejoran la autoestima y la autoconfianza sexual. En el terreno de las fantasías, podemos evitar críticas ajenas y nuestras propias limitaciones.
  3. Ayudan a “entrenarnos” ante posibles prácticas futuras y así disminuir la ansiedad normal que nos generaría la exposición a una escena o práctica nueva. Cuanto más fantaseamos, más sencillo es liberarse, descontracturarse, y por lo tanto, entregarnos a prácticas placenteras. También pueden servir para volver a experimentar recuerdos pasados agradables o, incluso, para superar algunas limitaciones en el presente.
  4. Las fantasías son extremadamente singulares y como tales, pueden modificarse como queramos, adaptándolas a nuestros gustos y necesidades personales.
  5. Fantasear es una técnica sencilla, divertida, creativa, que está al alcance de todas las personas. Es absolutamente gratis. Enriquecen notablemente nuestro repertorio erótico.

¿Las parejas hablan de esto?

-En general, es dificil hablar de sexo o de cualquier tema vinculado a nuestra sexualidad porque nos interpela. De acuerdo a mi experiencia en el consultorio, en la mayoría de los vínculos sexo afectivos, sus integrantes no hablan abiertamente de sus fantasías, aunque las tengan. Esto puede estar motivado por el temor al juicio de la/s otras/ persona/s, a que se interprete como una insatisfacción o como un deseo de buscar algo afuera del vínculo. Sin embargo, cuando logran conversar, muchas personas descubren que puede ser un recurso más para acercarse, jugar y renovar el deseo.


Que alguien revele sus fantasías en el contexto de un vínculo sexo afectivo, significa que confió lo suficiente como para abrir una puerta muy privada a su imaginación.

Las personas que comparten su fantasía se exponen sabiendo que podría cambiar la percepción que tienen las otras personas sobre ella, por lo tanto, contar esto sugiere intimidad en lugar de distancia. Es necesario aclarar que no todas las fantasías necesitan salir de la imaginación para ser satisfactorias. Pero, si así lo decidieran, pueden explorarlas de manera compartida a través de historias eróticas, juegos de rol o simplemente intercambiando ideas en una conversación.


Cuando una pareja decide poner en práctica alguna, debe hacerse con consentimiento, cuidado y diálogo previo, para que se transforme en una experiencia positiva y no en una fuente de conflicto. De todos modos, los límites pueden permanecer intactos mientras la curiosidad y la conexión crecen. Ya de por sí, hablar de este tema con nuestros vínculos abre una puerta para poner en palabras la sexualidad y aprovechar la oportunidad para conocerse con mayor intimidad.


¿Cómo se debe abordar este tema dentro de los vínculos sexo afectivos?

-Hablar de sexo, tanto de lo que nos gusta y/o genera placer como de lo que nos incómoda y de nuestros límites, es necesario. De sexo se debe hablar. Algunas recomendaciones sin caer en el dogmatismo, ya que no todo funciona para todos los vínculos de la misma manera.


  1. Elegir el momento adecuado: Conviene iniciar la charla en un espacio relajado, íntimo, cómodo. Nunca hacerlo en medio de una relación sexual ni durante una discusión.
  2. Priorizar la curiosidad, antes que las exigencias: es más fácil introducirnos en el tema con frases como: “¿Alguna vez fantaseaste con algo distinto?” o “¿Te gustaría que juguemos a imaginar juntos?”.
  3. Validar y no juzgar: Escuchar sin reírse ni criticar. Aunque la fantasía no coincida con los propios gustos, el respeto es fundamental.
  4. Tener en claro que “imaginar” no es “querer hacer”: compartir nuestras fantasías no significa automáticamente querer llevarlo a la práctica. A veces, con solo contarla, ya se genera excitación y complicidad.
  5. Paso a paso: Si deciden, luego de hablarlo, que quieren experimentar alguna fantasía, pueden comenzar con versiones simbólicas, más suaves o light, sin lanzarse de lleno a experimentar. El consentimiento y la comodidad son clave.

¿Qué pasa si una persona nunca fantasea?

-No tener fantasías sexuales no representa un problema en sí mismo. Hay quienes disfrutan y viven su sexualidad de otras formas, sin recurrir tanto a la imaginación.

Solo sería relevante si la persona siente malestar, bloqueo o falta de disfrute. En esos casos puede ser útil solicitar ayuda profesional.


Por último, si persisten dudas, y alguien quisiera profundizar en este tema, recomiendo que consulten con profesionales de la sexología, para una vida sexual plena, placentera, libre y responsable.

Fuente: RTS Noticias