El Día Mundial de la Ética, una iniciativa creada por el Consejo Carnegie de Ética en Asuntos Internacionales.

Valeria Elías
RTS Medios
En los últimos diez años, personas, empresas y organizaciones sin ánimo de lucro de más de 100 países han participado en el Día Mundial de la Ética. La ética no es solo un conjunto de reglas abstractas, sino un recordatorio constante de nuestra responsabilidad hacia los demás y hacia el planeta en el que vivimos. Es un llamamiento a la empatía, la justicia y la acción consciente. En este día, es esencial recordar que la ética no conoce fronteras ni barreras. Es un valor universal que nos une como seres humanos.
¿Qué es la Ética? La ética es una rama de la filosofía que se ocupa de estudiar la moral, es decir, lo que es bueno y lo que es malo. La ética busca establecer principios y valores que nos guíen en nuestras decisiones y acciones.
La ética es importante porque nos ayuda a vivir una vida buena y justa, tomar decisiones responsables, construir una sociedad más justa y equitativa. Con este día se busca concienciar a la población sobre la importancia de la ética en la vida cotidiana, promover el diálogo y la reflexión sobre los valores éticos, fomentar la toma de decisiones responsables, celebrar los logros de la ética como una disciplina.
Para comprender en profundidad, hablamos con el Dr. Manuel Berron de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, integrante del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral (IHUCSO Litoral) es un Instituto de doble dependencia (CONICET-UNL), sobre esto nos explica “La ética es una disciplina filosófica ¿Qué quiere decir esto? Que dentro de la filosofía hay un tipo especializado de investigaciones que se agrupan bajo este nombre pero que, por ser filosófica, contiene los rasgos característicos de la filosofía. Un rasgo habitual que solemos señalar para caracterizar a la filosofía es que se trata de una actividad intelectual que consiste en estudiar un problema sin ningún tipo de presupuesto. La reflexión filosófica no presupone nada y tiene la capacidad de poner en tela de juicio cualquier objeto de conocimiento, incluso a ella misma. Otro rasgo central de la filosofía (y por eso también de la ética) es que estudia la forma en que pensamos, sea de modo correcto o de modo incorrecto. El objetivo es que podamos darnos cuenta cuando estamos pensando bien (y así vamos por buen camino) y, de modo simultáneo, evitemos caer en razonamientos equivocados. Por último, podemos decir que la actividad filosófica es crítica, es decir, que busca distinguir entre cosas que no están vinculadas o unidas pero que parecen estarlo. Krinein, en griego, quiere decir, distinguir, separar, juzgar, y de allí deriva “criticar”. Eso hace la filosofía. Veamos qué sucede con la ética”.
“Con la ética se puede discutir sin presupuestos, criticar, etc., -continúa explicando- ¿pero qué? ¿De qué se ocupa? Parece que es claro para todos que el tema sobre el que se detiene la ética está vinculado con lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y así es. En primer lugar, podemos pensar que la ética se ocupa de este tipo de cosas: ¿por qué una acción es buena o mala? ¿Por qué algo es justo o injusto? Hay cosas que para todos son evidentemente malas: por ejemplo robar. ¿Por qué robar es malo? ¿Y si me estoy muriendo de hambre? ¿Y si robo sin darme cuenta? Hay muchas situaciones donde lo ‘evidente’ no lo es tanto. Hay otros ejemplos de cosas evidentemente malas que, con un poco de reflexión, pierden su evidencia”.
Luego, se explaya “hubo un tiempo en que existían las brujas y, claramente, para todos era malo ‘ser bruja’ y eran cosas malas las cosas hechas por brujas, las brujerías. Hoy es difícil decir que ‘ser bruja’ sea algo malo (porque simplemente desconfiaríamos si alguien acusara a otra persona de brujería) de modo que lo evidente ya no lo es. Otro ejemplo bien actual podría ser el de las personas que gozan de ciertos beneficios brindados por la ley, una jubilación, una exención de ganancias, el blanqueo de capitales, en fin, cosas que la ley permite. Esas cosas permitidas por la ley son, a priori, justas. Pero todos sabemos del debate que gira en torno a estos temas pero, ¿desde dónde se realiza esta discusión? La ley lo permite, es cierto, pero: ¿está bien o mal que alguien tenga una cierta jubilación, que a los que más riqueza tienen se los exima del pago de impuestos o, más extremo aún, que quienes manifiestamente han evadido impuestos (¡un delito!) puedan hoy legitimar (blanquear) su dinero? Cuando entramos en este nivel de discusión, entramos en un nivel donde la ética hace su irrupción. Desde luego que también intervienen disciplinas como el derecho, la economía, etc., pero todas ellas aportan a la discusión con datos y leyes, mientras que la ética es capaz de estudiarlo todo en simultáneo y de modo crítico”.

Actualizando punto
Desde su nacimiento a hoy pasaron muchas décadas, pero ¿cambió en algo esta forma de pensar y de pensarnos? A esto, el doctor responde “la ética nace con la filosofía, en Grecia, varios siglos antes de Cristo. Aristóteles fue su sistematizador al escribir una serie de tratados que se ocupan exclusivamente del tema. Su texto central se llama Ética a Nicómaco y sienta las bases de una doctrina que tuvo un enorme impacto a lo largo de toda la historia de occidente y que en la actualidad es fuente de inspiración para muchas personas dedicadas a la filosofía, incluso dentro de filosofías con perspectiva de género. Pero este modo de entender la ética, que fue compartido con Platón y Sócrates pero también con Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, no es el único. Un autor sumamente relevante es el filósofo Inmanuel Kant quien a fines del S. XVIII escribió una obra que significó un quiebre en la forma de pensar la ética. Básicamente, Kant eliminó las nociones de felicidad y de virtud para entender el bien y el mal y se concentró en la noción de Ley y de deber. Kant entendió que no podemos poner a la felicidad como el fin último del hombre y que esta idea nos sirva de guía para delimitar lo justo y lo injusto”.
“Por el contrario, su búsqueda consistió en tratar de determinar cómo debemos obrar (bien) pensando sólo en la idea de que nuestra conducta sea buena. Kant razonó que si, cuando obramos, lo que hacemos podría ser hecho por cualquiera y que esa acción sea racionalmente aceptable, entonces esa acción debe ser buena. Por el contrario, si lo que pensamos hacer produce daños y sufrimientos, evidentemente no puede ser hecha por cualquiera y, por ello, debe ser mala. Este viraje en el modo de legitimar o justificar nuestras acciones significó una revolución en el terreno de la ética. En la actualidad, las interpretaciones aristotélicas y kantianas (a las que obviamente se suman otros muchos autores) establecen los principales lineamientos críticos a ser discutidos” concluyó la idea.
Resulta casi imposible hablar de ética y no tener presente a la moral, por este motivo, el entrevistado expresó “la ética nos debería importar a todos, del mismo modo que la moral. La distinción usual indica que la moral es local, histórica. Se identifica o con una moral religiosa o con la moral de un cierto pueblo en un momento determinado. Por el contrario, la ética es, como dijimos antes, una reflexión filosófica y, por eso, racional y con pretensiones universales. No obstante esta distinción, podemos asumir que todos tenemos una moral desde el momento mismo en que nacemos insertos en un lugar histórico concreto. Pero que partamos de una moral particular no significa que debamos aceptarla a ciegas”.
Entonces, aclaró “hay una vieja idea socrática que sugiere que si uno está equivocado, es mejor que alguien nos lo haga saber porque es mejor salir de la ignorancia que permanecer en ella. Yo creo que esta idea es acertada y que, para responder la pregunta, la ética nos debería importar a todos en tanto y en cuanto es capaz, por ese impulso crítico, de sacarnos de ciertos errores y de ciertos prejuicios que vienen atados a la moral ‘heredada’. A lo largo de la vida vamos sumando una enorme cantidad de ideas buenas y de ideas malas que van ordenando y regulando nuestra forma de comportarnos. Si cultivamos una actitud crítica sobre esas ideas, quizás podamos ir, aunque sea lentamente, eliminando las ideas malas y así podamos salir de la ignorancia, como decía Sócrates. Pero en el caso de la ética, no sería salir de la ignorancia sino que nos estaríamos haciendo mejores o, simplemente, buenos”.
Fuente: RTS Noticias