Alejandro Rostagno le recomienda a sus alumnos soltar los conocimientos en pos de crecer personalmente y en equipo. Aprender haciendo es la experiencia necesaria para adquirir el verdadero conocimiento y crear otros.
Hacer siempre implica un riesgo, no hacer implica otro tipo de riesgos, pero entre hacer y no hacer, hay una diferencia interesante y es la del aprendizaje, aprendemos haciendo, no hacer implica dejar las cosas como son y no poder producir cambio alguno.
Valeria Elías
RTS Medios

La vida nos presenta diferentes escenarios, a veces, estamos estancados y no sabemos bien cómo podemos retomar un camino que nos permita poder seguir coexistiendo, produciendo y trabajando para lograr el crecimiento personal.
Por eso consultamos con Alejandro Rostagno, que es Gerente comercial en áreas comerciales, especialista en TICs, CRM-Marketing de relaciones, atención al cliente, centros de atención, venta consultiva, conferencista internacional (USA, Ecuador, Uruguay, Perú, Paraguay, Bolivia, Argentina), consultor en desarrollo comercial y transformación digital, coach ontológico certificado, SOAR Practitioner (USA) certificado, mentor de empresarios y emprendedores, docente universitario, capacitador y entrenador de equipos comerciales, emprendedores, empresarios, sobre esta situación que es común en muchas etapas de la vida, quedar estancados y cómo nos reconstruimos luego de eso.
“Lo primero que me viene a la mente- dice el especialista- es una frase que escuché y que me encantó como una forma simple de resumir lo que nos pasa a veces: «Parálisis por análisis». Ese momento en que pensás, repensás, le das vueltas al tema, buscás información, volvés a planificar, preguntás, estás por decidir, volvés a dudar…y nunca arrancás. Salir de ahí implica pasar a la acción. No importa si es perfecto, no importa si es incompleto: hay que hacerlo, hay que avanzar. Y después entrá en ese ciclo tan poderoso que tiene cuatro etapas: planificación, ejecución, evaluación y ajuste, una y otra vez. Hoy la sobreinformación muchas veces nos frena. Siempre pensamos que nos falta ‘un curso más’, ‘un video más’, ‘un libro más’, ‘un consultor que nos ayude’. Claro que todo eso suma. Pero en mi experiencia, hay que incorporar toda esa ayuda mientras ejecutamos lo que ya aprendimos”.
“A mis alumnos, a quienes me consultan, a empresarios y emprendedores, a los estudiantes universitarios avanzados les digo algo de lo que estoy cada vez más convencido: ‘hay que drenar el conocimiento’. No hay que acumularlo y acumularlo. Hay que usarlo, aterrizarlo, probarlo, aplicarlo. Porque cuando lo ponés en práctica, lo volvés tuyo. Lo incorporas, le das vida. Le das tu impronta. Y, de paso, también descartás lo que no te sirve, avanzás, aprendés, te reinventás”, continuó explicando.
Luego agregó: “Y ojo con algo: estar estancado no existe. Quiero decir: si no estás avanzando, no es que estás estancado. Estás retrocediendo sin darte cuenta, enfatizó. A veces escucho ‘yo estoy bien así’… y lo que veo es que están regulando el esfuerzo. Y no hablo de sacrificio, hablo de esfuerzo (otra sutileza que también aprendí de grande). Es como si te dejaran en el medio de un río con corriente y vos dijeras: ‘acá estoy bien, voy a nadar lo justo para quedarme en el mismo lugar’. Pero, ¿quién te asegura que la corriente no se intensifique? ¿O que no te canses y un día no te den las energías para sostenerte? Por eso, siempre conviene tener un margen. Y ese margen se construye con acción. Finalmente, diría: no esperes el “momento adecuado” para hacer algo. No hay momento adecuado. No habríamos contraído nada en las últimas décadas, si hubiésemos esperado eso. El momento adecuado, es ahora”.

Volver a empezar, salir de la crisis
Para Alejandro Rostagno: “No hay una sola respuesta- respecto a cómo uno debe reconstruirse- esta es una pregunta muy personal. Pero si tengo que hablar desde la experiencia, diría que, como en la salud, lo ideal es no llegar a tener que reconstruirse. Tratar de curarnos en salud. Muchas veces, cuando algo se viene complicando, tenemos señales. Hay alertas, hay alguna alarma que se enciende. El tema es que, en la velocidad del día a día, no siempre la vemos. O elegimos no verla. Por eso, una especie de ‘medicina preventiva’ para empresarios y emprendedores sería: aprender a detectar esas señales, y si es necesario, cambiar el rumbo a tiempo”.
Ante esto, aclara: “ahora, si la crisis ya llegó, ahí aparece esa palabra que tanto usamos: resiliencia. El empresario argentino, en especial, es resiliente por definición. Nadie elige reconstruirse porque sea algo hermoso y atractivo. Lo hace porque tiene que hacerlo. Y en el proceso, descubre que puede”. Y comenta: “Yo aprendí eso jugando al vóley, ya en mi adolescencia. Si me quedaba enganchado con el punto que habíamos perdido, enseguida venía la siguiente pelota. Y el lamento por la anterior, nos hacía perder la siguiente. Así aprendimos, y aprendí a soltar, a enfocarme rápido en el próximo punto. Y eso, en la vida, también es bueno que sea así”.
“Reconstruirse implica tener valor, sí. Pero también implica capitalizar el aprendizaje de lo vivido. Entender que lo que pasó no fue en vano. Y después, volver a lo de siempre: pasar a la acción. Con lo que tengas. Con lo que haya a mano. Por suerte, hoy también hay más espacios de contención, apoyo a emprendedores, lugares donde buscar herramientas, mentores, acompañantes para ese camino. Más redes, más apoyo”, explicó Rostagno.
Por esto, enfatizó: “Cuanto más te quedes en la posición de víctima, en el lamento, parado en el problema y no en la solución, se abrirán menos posibilidades, entrarás en una espiral descendente, y salir, será más lento y doloroso. «Próxima jugada’ diría un entrenador que deja huella en su equipo”.
Para finalizar, destacó: “Un gran mensaje, muy esperanzador, es que no hace falta acertarlas a todas. De hecho, es imposible hacerlo. Y aún así, tener éxito es perfectamente posible. Volviendo al vóley, aún cuando ganes un partido, un campeonato, o varios, sería rarísimo que siempre lo hagas sin haber perdido un solo punto. Varias pelotas picarán en tu cancha y será “punto para el otro”. Lo importante, será ganar más de lo que pierdes. Y listo. Reconstruirse no es aislarse a lamer heridas. Es armar un nuevo plan, rodearse bien y volver al juego”.