El tabaco: una adicción silenciosa y naturalizada

El especialista explicó que el tabaquismo es una forma de adicción a una sustancia psicoactiva: la nicotina. “Al igual que ocurre con otras drogas legales, como el alcohol o los psicofármacos, y con sustancias ilegales como la cocaína o la pasta base, el consumo de tabaco comparte características comunes a todas las adicciones”, detalló. Entre ellos, mencionó el deseo persistente de consumo, la dificultad para controlar su uso y el malestar que aparece ante la abstinencia.

 

“En el caso particular de la nicotina, su capacidad adictiva es especialmente intensa, por lo que muchos tratamientos resultan muy complejos y presentan altas tasas de abandono”, dijo el profesional y siguió: “No existe un abordaje único para tratar los consumos problemáticos. Cada tratamiento debe ser diseñado de manera personalizada, teniendo en cuenta las características individuales de la persona y la gravedad del cuadro. En casos leves, puede ser suficiente una intervención psicoterapéutica individual o grupal. Sin embargo, en situaciones más complejas, puede ser necesario el acompañamiento psiquiátrico para evaluar la pertinencia de una intervención psicofarmacológica como parte del dispositivo terapéutico integral”.

 

Respecto a si existe una estrategia para dejar de fumar, el entrevistado, dijo que “ese abordaje debe ser pensado de manera individual, considerando las particularidades de cada caso. Lo que resulta efectivo para una persona puede no serlo para otra, por lo que es fundamental realizar una evaluación que permita diseñar un plan de tratamiento personalizado”.

 

Pensar en dónde se está 

Las adicciones encubren siempre algo más, pero ¿qué hay detrás de todo? “Es importante decir que no es la sustancia en sí misma la que genera la adicción, ya sea el tabaco o cualquier otra droga. Muchas personas inician el consumo a edades tempranas, especialmente en la adolescencia, sin desarrollar una dependencia. Esto indica que toda adicción responde a variables subjetivas más profundas”, explicó Trimboli.

 

Además agregó que el objetivo de un tratamiento no es solo eliminar el consumo, sino comprender por qué se produjo para disminuir los riesgos futuros. “Detrás de cualquier adicción suele haber un sufrimiento psíquico, una situación de vulnerabilidad o un intento de respuesta frente a un malestar interno. Por eso, más allá de los abordajes médicos que puedan ser necesarios en algunos casos, como el seguimiento por parte de un neumonólogo, un clínico, un cardiólogo o un toxicólogo-, resulta importante incluir un espacio psicoterapéutico. Es allí donde se podrán explorar las motivaciones inconscientes, los conflictos emocionales y las condiciones que propiciaron la aparición de la adicción”, expuso el psiquiatra.

 

La salud mental 

Existen varios estudios que vinculan a los fumadores con algún problema de salud mental: depresión, ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar y otras adicciones (alcohol, drogas, etc.). Además, la dependencia de la nicotina muestra una alta comorbilidad con muchas enfermedades mentales, incluidas, entre otras, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, los trastornos de ansiedad y la depresión. En ese contexto, fumar puede parecer beneficioso para la salud mental a corto plazo, estabilizando temporalmente el estado de ánimo, pero puede ser perjudicial a largo plazo.

 

Para tratar la problemática, Trimboli remarcó: “El abordaje clínico debe centrarse en lo que le pasa a la persona, más allá del tratamiento médico que pueda requerirse en casos complejos. Si bien en determinadas situaciones es necesario recurrir al acompañamiento de especialistas médicos, como psiquiatras, clínicos o toxicólogos, lo importante es trabajar sobre los aspectos subjetivos que pudieron motivar el consumo problemático. Por lo tanto, el abordaje psicoterapéutico es fundamental para que la persona logre una verdadera comprensión para superar su adicción”.