“El humor es un bálsamo para los argentinos”: Diego Pérez y su emotivo recuerdo de Carlín Calvo

El actor y conductor coprotagoniza la obra Extraña Pareja, una pieza que pasó por importantes figuras del teatro nacional e internacional.

El actor Diego Pérez sostuvo que en épocas de crisis “el humor es un bálsamo para los argentinos” y recordó al reconocido intérprete Carlín Calvo en el marco del estreno de una nueva edición de la obra “Extraña Pareja”.


Este clásico narra la historia de Félix Ungar (Diego Pérez) y Oscar Madison (Bicho Gómez), dos amigos divorciados que viven en Nueva York y deciden convivir para sobrellevar la soledad. Pero sus personalidades completamente opuestas —uno obsesivo y meticuloso, el otro desordenado y relajado— dan lugar a una convivencia tan caótica como divertida.


Escrita por Neil Simon y dirigida por Carlos Olivieri, Extraña pareja fue vista por más de diez millones de personas en todo el mundo y logró posicionarse entre las obras más vistas en su género. En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, el intérprete señaló que le quedó “pendiente” realizar esta obra con Calvo.


Con su clásico humor a la carta en cualquier situación y a una semana del estreno, Pérez bromeó: “Ya no tengo uñas”. Aunque con una dosis de realidad plana, el actor reveló una nostálgica historia sobre este título: “Estoy feliz porque cumplo un sueño, es una obra que soñé siempre y la quise hacer desde que vi la película de Walter Matthau y Jack Lemmon y después la serie. Hoy tengo ambas en DVD y VHS”.


Con un tono de recuerdo y emoción alegre, contó: “En el verano del ’82, con mis viejos en Mar del Plata, pasamos por el teatro Corrientes y estaba la obra. Pregunté si podíamos ir y mi viejo, que era carnicero, no tenía la guita para ir los cuatro. Entonces le dije ‘Yo, igualmente, esta obra un día la voy a hacer’”.

“Volvimos a Buenos Aires y trajeron la obra con Carlín -Calvo- y -Ricardo- Darín al Teatro y Cine Blanca Podestá, que ahora es Multiteatro donde hacemos la obra con El Bicho. -En 1984- la fui a ver con dos amigos. En el elenco estaba Carlos Olivieri que hoy es nuestro director”.


NA – ¿Se tiene en cuenta la vara que dejaron duplas como Carlín Calvo y Ricardo Darín y Gustavo Bermudez y Miguel Ángel Rodriguez?


Diego Pérez – Hice varias obras con Carlín -Calvo- y en «Mamá decía» -escrita por Alicia Muñoz-, él me dijo “No sé si me voy a animar, como estoy yo a hacer esta obra” y después la hice con -Alejandro- Huevo Müller, pero estaba escrita para Carlín y yo. Cuando él -Calvo- la vino a ver, ya había tenido su segundo ACV y me preguntó si era la obra que íbamos a hacer juntos.

Entonces me dijo: ‘Menos que mal que la pudiste hacer y la hiciste con otra persona’. Dentro de como estaba -el estado de salud del artista-, para mí fue una emoción. No podía parar de llorar. -Con la voz emotiva- Siento que ahora (…) Iba a hacer «Taxi» con él, hasta que tuvo el accidente. Me quedó pendiente hacer esta obra con él. Siento que desde algún lugar, él me va a estar mirando y vas a aprobar que la haga.


NA – ¿Y con Darín?


DP – Con Ricardo no tengo trato, lamentablemente para mí. Espero que si me viene a ver, no me mate, porque voy a hacer lo humanamente posible para tener la vara alta de esta comedia. Espero que con El Bicho podamos estar a la altura de la circunstancia desde una característica no de galanes, pero sí de comediantes.


NA – ¿Cómo ves los cambios del humor en la sociedad? ¿Modificaste tu forma de hacerlo en base a lo «cancelable»?


DP – Justamente, esta obra es del año ’67 y está tan bien escrita por Neil Simon que es un clásico. Es una comedia blanca que la puede ver toda la familia. No es machirula, no agrede a nadie, sino que se relaciona con el comportamiento de dos mejores amigos que lejos de estar bien juntos, uno le vuelve la vida imposible al otro.


NA – ¿Y en el humor en general?


DP – Hay muchas cosas que ya en el humor (…) No es que uno se censure, sino que se da cuenta de que si uno lo dice, ya no causa gracia. Nunca jamás se me ocurrió hacer un chiste de humor negro por televisión, radio o en una obra. Hay cosas que ya se sabe que no causan gracia hoy en día. Jamás le dije bruja a mi mujer o alguna novia, tampoco dije un piropo desubicado. No es porque ahora me haya deconstruido, sino que nunca me salió de adentro. Es incomodar ¿Qué ganás diciendo un piropo así?


NA – ¿Cómo se logra hacer reír a la sociedad en momentos de crisis?

DP – Es el bálsamo que necesitamos los argentinos. El argentino tiene el humor a flor de piel porque siempre tuvo que sobrellevar crisis. Soy fanático de ver cosas de -Pepe- Biondi o -Luis- Sandrini, siempre se hablaba de crisis en Argentina y siempre nos salvó el humor. Siempre, el humor ayudó a que la gente descansara un poco. El mensaje de Tato -Bores- es atemporal. Siempre existió el humor como bálsamo para cualquier crisis.


NA – ¿Cómo influyen las crisis en el humor?


DP – La crisis profundiza en que aparezcan más humoristas para que la gente se distraiga un poco y que la pase un poquito mejor. Pasa todo, pero el teatro sigue vivo. Nos reinventamos todo el tiempo. El público necesita un esparcimiento sea cual fuere. Cuando hay una propuesta que vale la pena, la gente va.


NA – Cómo artista, ¿considerás que dar tu opinión sobre política, puede perjudicarte?


DP – Cada uno es libre de opinar lo que quiera, lo que siente y todos tenemos que tolerar las diferencias ideológicas de todo el mundo, mientras no sea algo que ya supera lo tiránico. No soy de manifestar mi idea política, apenas un poco con mi familia y con alguna reunión de amigos muy íntima.


NA – ¿Por qué?


DP – Trabajo con el humor y siento que mi misión es que la gente se ría. Que se ría el que es de derecha, de izquierda o al que no le interesa la política. Siento que mi misión es que la gente la pase un poquito mejor. Si me identifico con un partido político, divido mi público, sería como si la gente se sienta en la platea, se condiciona y te viene a ver alguien que se afina a vos. Quiero que me venga a ver alguien que le guste lo que hago, no por como pienso políticamente.


NA – Lo que no implica ser apolítico…


DP – No soy apolítico porque vivo en un país en donde tengo una esposa, dos hijos, una hermana que es docente y toda una familia que necesitamos estar bien. Soy de los que apoya que tengamos un presidente democrático. Estoy para dar una mano, ojalá nos vaya bien. No es una postura tibia, sino que realmente quiero que nos vaya bien para tener un país mejor, un pueblo más contento, que no haya pibes pidiendo en la calle o gente durmiendo en la calle. Cualquier partido que lo logre, va a tener mi voto.

Fuente: Noticias Argentinas