“El mensaje”, del argentino Iván Fund, tendrá su estreno mundial en la competencia por el Oso de Oro en la 75ª edición del Berlin International Film Festival – Berlinale, que se celebrará del 13 al 23 de febrero. Esta nota coincide con el día mundial del cine, así lo celebramos.
Valeria Elías
RTS Medios

Iván Fund es un cineasta y director nacido en San Cristóbal, provincia de Santa Fe, Argentina. Es autor de películas como ‘La risa’, ‘Los labios’, ‘Hoy no tuve miedo’ y ‘Vendrán lluvias suaves’. En el año 2021 dirigió ‘Piedra Noche’, nominada al premio Horizontes en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. También obtuvo otras dos nominaciones en el Festival de Cine de Mar de Plata y en el Festival de Cine de Venecia. Ha trabajado como director de fotografía, director y guionista, además de encargarse de la producción, montaje, cámara, música, dirección de arte, equipo de sonido y producción ejecutiva en diversos films. A lo largo de su carrera, ha dirigido y escrito hasta 14 películas, entre las que también ha realizado tres documentales (‘Ab’, ‘El asombro’, ‘Un hombre que no supo adónde ir’) y cinco cortometrajes (‘Vals’, ‘Sirenas’, ‘El baile’ y el cortometraje documental ‘El organismo’).
“El mensaje”, se trata de una coproducción argentino-española descrita como una “una road movie de gran encanto y engañosa sencillez” y un “hermoso largometraje lleno de luz”. Es una producción de Rita Cine e Insomnia Films con guión de Iván Fund y Martín Felipe Castagnet. En España, la película es coproducida por Amore Cine (Paz Lázaro, Edson Sidonie, Juan Pablo Félix y Florencia Visconti), Blurr Stories y Panes Contenidos.
En una breve sinopsis, La película narra la historia de una niña de 9 años, en un país en plena crisis económica, con el don de comunicarse con los animales y sus oportunistas tutores sobreviven ofreciendo consultas como médium de mascotas. La familia itinerante deberá enfrentar su propia incomunicación mientras viaja en un pequeño motorhome por el campo argentino, para visitar a la madre de la niña, internada en una institución psiquiátrica. Una road movie emocional que, entre caminos polvorientos, revela que la inocencia es un tesoro. Un negocio sobrenatural, donde lo trascendental vale monedas y el oportunismo roza la verdad. Sea don o estafa, una cosa es cierta: el servicio es real, y nadie está solo. Está protagonizada por Mara Bestelli, Marcelo Subiotto y Anika Bootz.
Participó en el Foro de Coproducción Europa-América Latina 2023 del Festival de San Sebastián. En diciembre último fue seleccionado por la World Cinema Fund de la Berlinale para obtener una ayuda a la producción.
RTS, para celebrar la premiación y el día del cine, se contactó con el director.
- ¿Sos un director joven de la provincia de Santa Fé, qué se siente lograr estás nominaciones a nivel mundial en este contexto?
“Hay algo victorioso per sé ya en el hecho de que una película logre existir. Luego acceder a un espacio tan prestigioso y con tanta proyección es doble alegría. Y en este contexto se vuelve testimonio de que el cine argentino es celebrado y defendido en todo el mundo. En tan solo los dos primeros meses del año ha habido películas argentinas ocupando las principales secciones de los festivales más importantes del primer trimestre, como son Rotterdam, Sundance y Berlín. Sobran los dedos de una mano para nombrar otras cinematografías que puedan tener esa presencia. Mientras respondo tu pregunta, y mientras nuestra película—imaginada hace años—ya está terminada, nos encontramos con un presidente que busca consejo de su perro muerto para tomar decisiones destinadas a erradicar la cultura, cercenar derechos y vender nuestro país. Y la cuestión es que todos sabemos que eso es una tontería, porque los perros son de las criaturas más perfectas y amorosas, y ningún perro vivo o muerto podría decir algo así o estar de acuerdo con ello.
Quizá ahora, como siempre, o más que nunca, la ficción no es lo opuesto a la realidad, sino un camino para comprender el mundo y sus contradicciones, acercándonos a la verdad. En este sentido, tal vez la fantasía se haya convertido en el nuevo realismo”.
- ¿Cómo te sentís respecto a la película, qué pensás que puede lograr en el impacto al público?
“Con ‘El Mensaje’ quería contar una historia sobre ese momento particular en el crecimiento de un niño en el que se empodera y decide que puede consolar y enseñar algo a los adultos, que tiene la voluntad de sanar algo. Ese instante en el que, como niño, te das cuenta de que eres parte de algo, y en ese proceso, ganas una voz. Es, en cierto modo, también la historia de crecimiento de toda la familia, una familia que lidia, a través de un amor presente y cuidadoso, lo mejor que puede, con su propia falta de comunicación, su pasado y sus limitaciones”.
- ¿Qué te inspira a realizar una película ya sea guión, dirección, etc.? Cómo organizas tu equipo de trabajo?
“En el caso de ‘El Mensaje’ y mis dos películas anteriores tiene que ver con una exploración de la infancia o, por el contrario, de comenzar a envejecer y darse cuenta de que hay una forma de conectarse con el mundo y con la realidad que comienza a carecer del asombro y las posibilidades mágicas que los niños, al igual que el cine, habitan de forma natural. Respecto a la inspiración en general diría que confío en los espíritus de los maestros y artistas que admiro, desde John Cassavetes hasta Tsai Ming-liang, y desde Wenders hasta Spielberg y el cine clásico. Algunas de esas influencias solo te das cuenta de que están presentes una vez que la película está terminada y la ves y dices: ‘Ah, esto lo robé de acá o aquello de allá’. Durante la producción de ‘El mensaje’, el trabajo del fotógrafo francés Bernard Plossu estuvo muy presente para mí, no sólo sus imágenes, sino también su ética de trabajo, con la que me siento muy alineado. Él sostiene que la fotografía habla sobre momentos que parecen no ser importantes, pero que, al final, se revelan como muy importantes: momentos hechos de nada.
En cuanto a mi equipo de trabajo tengo la suerte de que mis amigos y familia del cine sean prácticamente los mismos que en la vida. Teníamos un equipo muy pequeño, de solo siete personas en total, por lo que el rodaje fue muy íntimo. Me gusta usar el término ‘cómplices’ más que equipo técnico, porque la forma de vincularse con el trabajo y la película excede ampliamente el rol de cada uno. Me gusta trabajar con personas que no estén pensando exclusivamente en su rol sino que estén atentos a la película, en toda su dimensión y desde allí se enfoquen en el rol que tengan. (Dato no menor es que 4 de esas 7 personas a su vez también son directores con su propia obra).
Para mi una parte importante de todo el proceso es mantener el mismo enfoque y flexibilidad tanto delante como detrás de cámara. No había un ‘acción’ o ‘corte’ estricto; todo el elenco y el equipo estaban siempre listos y atentos a cualquier cambio de rumbo o improvisación que pudiera parecer prometedora. Esa es una forma de trabajar que promueve el descubrimiento en lugar de imponer estrictamente una escena”.
- ¿Qué se siente ser un representante nacional artístico reconocido? ¿Cambió tu vida?
“El reconocimiento es algo tan arbitrario y subjetivo que sería tonto tenerlo como parámetro. Uno agradece y se siente muy honrado cuando los colegas y amigos se alegran y acompañan el trabajo de uno como propio, como gol de su equipo. Eso es muy satisfactorio, sentir que tu película encuentra sus interlocutores. En el fondo el cine es no solo una forma de vida, es también y tal vez sobre todas las cosas, la máquina de conexión y generador de empatía más efectiva que exista. Cuando uno se siente solo va al cine y se da cuenta que no lo está”.