El consumo excesivo de azúcar no solo puede conducir a un diagnóstico de diabetes, sino que también puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, presión arterial alta, inflamación crónica y enfermedad hepática no alcohólica.
Valeria Elías
RTS Medios

Tendemos a pensar que todo lo que tiene que ver con la fruta es sano, pero en el caso de la fructosa, los estudios en los últimos años están revelando que la fructosa es el verdadero villano detrás del consumo excesivo de azúcar, ya que esta molécula puede alterar gravemente nuestro metabolismo y perjudicar la salud.
Por eso, la Mg. Virginia Yódice, nutricionista, aclara “es interesante porque no existe un ‘azúcar’ sino que son varios. No es sólo el azúcar de mesa que acostumbramos usar en casa. Industrialmente, hay otras presentaciones como la glucosa y el que es más dañino, el JMAF, que lo verán en muchísimas etiquetas, el jarabe de maíz de alta fructosa. Si bien existen azúcares en los alimentos (por ejemplo, una fruta tiene fructosa) son los azúcares ‘añadidos’ o concentrados artificialmente los que tienen un impacto negativo”.
“Si pensamos que un niño en edad escolar, por ejemplo, no debería consumir más de 20g de azúcares de esta clase por día, y un vaso de gaseosa tiene 20g, ya todo lo que viene después (las golosinas, galletitas, jugos concentrados, etc, ya todo eso, está de más). Al igual que con la sal, el problema de los azúcares es que hace todo más «rico», adictivo, sabroso y es muy difícil parar de comerlos. Más si le sumamos el marketing colorido, la publicidad dirigida a niños y que en general, el entorno condena a un niño que lleva una banana pero no un alfajor a un picnic. De este modo se ha ido aumentando la cantidad de azúcares diarios” terminó explicando la entrevistada.