“Del sudor del hombre y del amor de Dios, la cerveza vino al mundo”, dijo el santo de los cerveceros.

Cada 18 de julio se conmemora el día del santo patrono de la cerveza y los cerveceros. San Arnulfo de Metz, obispo, santo de origen franco, conocido como el ‘patrono de la cerveza’.

Valeria Elías

RTS Medios

«No bebáis agua, bebed cerveza», dijo san Arnulfo a los fieles de su diócesis al constatar los estragos de una epidemia causada por la baja calidad del agua en los pozos de la región. San Arnulfo fue un santo profundamente humano, preocupado por la salud espiritual de los fieles, así como de su salud corporal. Su vida, en muchos sentidos, tuvo poco de “extraordinaria” si se consideran los estándares de la época. En otro sentido, su vida resulta ejemplar y única.


San Arnulfo nació en algún lugar del noroeste de Francia, en la región de Lorena, el 13 de agosto del año 582. Lo hizo en una familia acomodada y hay biografías que le identifican como uno de los hijos del obispo de Metz, a quien sucedería en la sede episcopal años más tarde.


En su juventud entró al servicio de la corte bajo Brunegilda, princesa visigoda, y el rey Teodoberto II, rey franco de Austrasia, quien lo incluyó en la lista regular de oficiales reales: fue comandante militar y tuvo seis provincias bajo su responsabilidad. En el año 612 renunció a todos sus cargos y, pese a estar casado y tener dos hijos, fue autorizado para ingresar a la vida religiosa.


Durante su servicio, predicaba sobre el peligro de tomar agua pues en aquella época la gente tiraba basura a los ríos incluso lanzaba cadáveres de personas y animales, por lo que para prevenir enfermedades recomendaba tomar cerveza, además esta bebida se elaboraba con mucha facilidad. Quizá intuyendo que el proceso de hervir el agua para hacer la bebida elimina los agentes que hacían enfermar a la gente. 

El caso es que gracias a ese consejo se acabaron por fin los males de la población y desde entonces la imagen de Arnulfo ha estado siempre asociada al zumo de la cebada. 


En el año 640 murió un 18 de julio, por ello la iglesia celebra esta fecha al Santo Patrono de la Cerveza. Un año después de su muerte, los pobladores de los alrededores del monasterio pidieron que su cuerpo fuera exhumado y llevado a su ciudad de Metz para enterrarlo en la iglesia local, en la que predicó a Cristo con todas sus fuerzas, y donde también habló de las virtudes de la cerveza.


El camino era largo (casi 150 kilómetros) y duró varios días. En Champignuelles, el calor sorprendió al multitudinario cortejo fúnebre, por lo que sus miembros entraron en una taberna a pedir cerveza en homenaje al santo. Sin embargo, el tabernero solo tenía barril para llenar una jarra, pero la fe que se respiraba en el ambiente hizo que la cerveza se multiplicara, saciando a todo el mundo. Dicen, las tradiciones bíblicas, que las que bebieron fueron 5.000 personas, sin incluir mujeres y niños. Desde entonces, el nombre de Arnulfo ha sido invocado a la hora de pedir buen tiempo y lluvias adecuadas para la cebada, para sustento de agricultores y solaz de cerveceros.

Fuente: RTS Noticias