Al reducir el consumo de azúcar, se promueve una mejor salud cerebral, disminuyendo la inflamación y estabilizando los niveles de glucosa en sangre. Esto no solo protege las funciones cognitivas, sino que también puede mejorar el estado de ánimo y reducir el riesgo de desarrollar problemas neurológicos a largo plazo.
Valeria Elías
RTS Medios

Tómatelo con calma. Cambie las bebidas azucaradas como refrescos , jugos o café endulzado por agua, té o café negro. Reduzca el consumo de postres comiendo porciones más pequeñas o consumiendo postres con menos frecuencia. Elija alimentos naturalmente dulces como frutas frescas que le aportan dulzura además de fibra.
La Mg. Virginia Yódice, nutricionista, en comunicación con RTS nos explica “si bien debemos ser conscientes que lo casero también debe bajar su carga (evitar azúcar al mate e infusiones en general, todo lo que sea facturería, tortas caseras. etc) hoy el gran problema que tenemos es el consumo de bebidas azucaradas, golosinas y otros productos que, aún no siendo dulces, como a veces un pan de molde, tienen JMAF para hacerlo más sabroso”.
“La conclusión es un poco la misma que con la sal: más alimentos frescos y caseros, y menos paquetes. Está vastamente estudiado como, en las infancias por ejemplo, viene ocurriendo un fenómeno de corrimiento donde sólo un tercio de los alimentos son frescos o sin procesar, dejando los otros 2/3 a comida poco nutritiva y empaquetada” expresó Virginia.
“Con respecto a los jugos, -para finalizar aclaró- que siempre sale esa duda, la cuestión viene desde que no se come una fruta, con toda su pulpa, cáscara, etc. sino que se ‘concentran’. Por ejemplo, si en lugar de comer una naranja de 200g, consumo un vaso de jugo de naranja para que requerí 5 frutas, la concentración de azúcares será el de las 5 naranjas, porque en el jugo está desprovisto de toda la matriz de fibra que lo contiene en una fruta”.