Cada 22 de noviembre se conmemora esta efeméride en homenaje a todos los músicos y amantes de este arte. Se basa en la fecha de la muerte de Santa Cecilia, mártir cristiana, considerada como Patrona de los músicos.
Valeria Elías
RTS Medios
En 1594, el papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia patrona de la música y de los músicos.
Cecilia provenía de una familia noble romana y desde joven consagró su virginidad a Dios. Fue obligada a casarse con un noble pagano llamado Valeriano, pero en la noche de bodas le confesó su voto de castidad y le habló de su fe cristiana. El hombre, impresionado por su devoción, decidió convertirse al cristianismo junto con su hermano Tiburcio. Ambos se dedicaron a ayudar a los pobres y a enterrar a los mártires cristianos, actividades que los llevaron a ser perseguidos y, finalmente, ejecutados por las autoridades romanas.
Cecilia también fue arrestada por practicar su fe en secreto. La tradición señala que la mujer fue condenada a muerte y, tras sobrevivir a varios intentos de ejecución, finalmente murió como mártir en el año 230. Durante su martirio, se dice que continuó cantando a Dios, lo que fortaleció la asociación de su figura con la música.
En un principio, las fuentes medievales sostenían que en el día de su boda Santa Ceclia “cantantibus organis, es decir, mientras sonaban los órganos, la santa decantaba en su corazón con las palabras ‘guarda, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados, para que no me confunda’”. Por eso, se la consideró la patrona de la música.
Pero en realidad, “el verso latino es el resultado de un error de transcripción. Cecilia no cantaba, como pensaban los medievales, su pureza virginal el día de su boda en medio de la alegre armonía de los órganos, sino que rezaba candentibus organis, es decir, mientras se quemaban los instrumentos de tortura”.
“La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu”. Miguel de Cervantes.
Marcelo Gustavo Mattiazzi, profesor y licenciado en música con especialidad en canto, músico, compositor, preparador vocal y director de coro, con él analizamos y pensamos sobre la música.
Mattazzi primero comenta “en mi vida la música significa un espacio de realización personal, de expresión sonora de emociones, de sublimación, comunicación, con una dimensión espiritual y divina y un encuentro con los demás. En definitiva, es una amiga que siempre está, que atraviesa todo mi ser en todo momento y en los distintos estados anímicos. Fue la primera oportunidad que tuve para salir de la timidez de aquel niño de 6 años y lograr un puente para comunicar ese mundo interior lleno de emociones y creatividad”.
Marcelo se caracteriza por ser exigente y didáctico a la hora de hacer su trabajo, por eso, respecto a cómo influencia la música en su vida, él nos aclara “creo que tiene influencia y confluencia en distintos ámbitos y áreas de mi vida y de muchas personas. Tiene una dimensión curativa y sanadora en cuestiones psicosomáticas, de compañía en momentos de soledad y tristeza, de catarsis y liberación en instantes de bronca o enojo, y de exaltación y plenitud en momentos de alegría. A través de la composición compartida, constituye una forma de empatía con el otro al momento de interactuar con otro autor o compositor y sus vivencias. Está presente en nuestro cuerpo, en nuestro pulso, ritmo cardíaco, caminar y movimiento, en marchas políticas, en los cánticos de la cancha, en los cantos corales en los templos y en muchos lugares, momentos cotidianos y especiales tanto terrenales como celestiales”.
“Creo que depende de cada uno. Hay personas que conectan mejor con determinados géneros y otros se sienten mejor con otros. Depende del tipo de personalidad, momento histórico, gustos familiares y vivencias personales y cultura en la cual cada uno está inmerso. En lo personal, encuentro paz y me hace sentir bien la música hecha con calidad, armonía y especialmente el mundo de la canción donde una poesía expresiva y sutil se amalgama a una música que subraya dicho mensaje”, expresó respecto a qué música genera un estado de bienestar, o placer.
Para el músico, su trabajo representa un estadío singular, “hacer música es para mí una forma de jugar. Como todo juego, tiene reglas que se puedan o no cumplir, tiene momentos de azar, es algo que se construye jugando con el otro, y es un momento de goce personal e interior y al mismo tiempo social, externo y de intercambio con el otro o los demás. Implica crear de la nada o desde lo existente, compartir e interactuar con otros músicos, artistas y oyentes. Para hacer música creo que es necesario escucharse a uno mismo, a Dios, conectar con la inspiración, con el alma, la mente, el propio cuerpo, el mundo de las emociones, lo afectivo y lo social dentro de un clima de libertad, equilibrio y armonía. Es dar, entregar mensajes pintando con sonidos más allá de los miedos y zambullirse con amor, dedicación y creatividad”.
Compartimos un clásico:
¡Qué Mundo Maravilloso!
What a Wonderful World (Louis Armstrong)
Veo árboles tan verdes, rosas rojas también
I see trees of green, red roses too
Los veo florecer para mí y para ti
I see them bloom for me and you
Y me digo a mí mismo: ¡Qué mundo maravilloso!
And I think to myself: What a wonderful world
Veo cielos tan azules y nubes tan blancas
I see skies of blue and clouds of white
Los días benditamente brillantes, las noches sagradamente oscura
The bright blessed days, the dark sacred night
Y me digo a mí mismo: ¡Qué mundo maravilloso!
And I think to myself: What a wonderful world
Los colores del arco iris, tan bonitos en el cielo
The colors of the rainbow, so pretty in the sky
También están en los rostros de personas que van por
Are also on the faces of people going by
Veo amigos dándose la mano, diciendo: ¿Cómo estás?
I see friends shaking hands, saying: How do you do?
Están realmente diciendo: ¡Te quiero!
They’re really saying: I love you!
Escucho bebés llorar, los veo crecer
I hear babies crying, I watch them grow
Van a aprender mucho más, que nunca sabré
They’ll learn much more, than I’ll never know
Y me digo a mí mismo: ¡Qué mundo maravilloso!
And I think to myself: What a wonderful world
Sí, me digo a mí mismo: ¡Qué mundo maravilloso!
Yes, I think to myself: What a wonderful world
Fuente: RTS Noticias