La médica sexóloga Flavia Rosso explicó para RTS Medios la diferencia entre ambos incentivos: “La pornografía tiene una finalidad que es la excitación sexual, pura y simplemente, en cambio el erotismo tiene que ver más con la búsqueda, el descubrimiento, la curiosidad”.
Valeria Elías
RTS Medios
Es común escuchar que la pornografía es como el erotismo, pero mientras que este último invita y juega con la imaginación, la pornografía es explícita y con rasgos más fuertes que el anterior. Para analizar estas diferencias María Flavia del Rosso, médica sexóloga acreditada por la Federación Latinoamericana de Sexología y Salud Sexual, conversó con RTS y estableció diferencias y similitudes.
Para empezar sobre la diferencia entre erotismo y pornografía, la especiaslita dijo: “El erotismo, su nombre viene de Eros, del dios Eros, que es conocido como Cupido, el dios del amor, y que tiene que ver con la pulsión, con el deseo, con el afecto, con el deseo amoroso. Desde el psicoanálisis también la pulsión de eros es la pulsión de vida del encuentro con otro, aquello que nos lleva hacia adelante que nos genera justamente deseo y también desde la filosofía el erotismo, el eros, tiene que ver justamente con esto, hay varias corrientes que confluyen en esta idea del erotismo como la pulsión de vida, la pulsión del deseo, la motivación, el afecto, la amistad, las ganas de conectarnos con otros, que tiene que ver más con la sensualidad, con la expansión de los sentidos a partir de la presencia de un otro. El erotismo requiere de una cierta parte de misterio, digamos de una cualidad de desconocimiento porque del desconocimiento surge la necesidad de conocer más acerca del misterio, surge justamente aquella inquietud por ir hacia ver qué hay ahí qué es lo que se oculta, qué significa eso la curiosidad. En cambio la pornografía, como dice la etimología de la palabra, es una palabra origen griego, que significa escribir acerca de prostitutas, en su aceptación más literal, pero en realidad tiene que ver con lo explícito, no solo con la escritura ni tampoco solo con la prostitución, sino que tiene que ver con un relato de sexo explícito, sea visual, sea verbal, sea literario, al margen de la forma en que esté planteado tiene que ver con lo explícito, donde no hay lugar para el misterio, para la pregunta, y en general la pornografía más que en la sensorialidad está ubicada en torno a la genitalidad, a la sexualidad puramente genital más que a la sexualidad sensorial y a la sensualidad del erotismo”.
“Respecto al erotismo –continuó la médica sexologa– es muy interesante el libro de Byung Chul Han, un filósofo coreano que habla de la muerte del eros. El libro se llama «La agonía del eros», y habla justamente de cómo esta búsqueda de la producción, y acá aparece el efecto productivo de la pornografía, la pornografía tiene una finalidad que es la excitación sexual, pura y simplemente, en cambio el erotismo tiene que ver más con la búsqueda, el descubrimiento, la curiosidad. Byung Chul Han habla de que justamente en esta sociedad productiva de lo positivo, donde todo tiene que estar en función de que produzca algo, tenemos que ser seres productivos, tenemos que pensar, que nuestro tiempo sea provechoso, aprovecharlo para generar ganancia, y en esta idea lucrativa del tiempo y del movimiento aparece justamente la pornografía, como esto causa efecto, una cuestión que va hacia la linealidad y hacia la producción de un efecto concreto que es la excitación sexual y en todo caso la satisfacción, si se quiere a través de masturbación o de alguna otra práctica en general. La masturbación porque es algo que se observa, que se mira y a lo que se accede muchas veces en soledad, pero también desde ya con otras personas, pero va en todo caso a la satisfacción sexual genital, al margen del tipo de práctica. En cambio, y justamente Byung Chul Han habla de esto, de que nuestra sociedad ha muerto el eros, el deseo de vivir, de conectarse, de encontrarse, y de alguna manera ha ganado, si se quiere, el discurso de la pornografía, de la productividad, del causa-efecto”.
La intimidad de lo íntimo
En las diferentes representaciones, ya sean erotismo o pornografía hay efectos en las personas que lo consumen o prefieren. Sobre eso, la entrevistada explicó: “En relación a los efectos del erotismo y la pornografía, un poco lo que decía al principio, el erotismo más que las imágenes, lo que se considera contenido erótico tiene que ver más con una apelación a la sensorialidad. Además es diferente para cada persona, porque desde ya que nuestra receptividad sensorial es diferente. Hay personas que son más visuales, otras más táctiles, u olfativas, o más auditivas, pensemos en las diferentes formas de interés sexual, pensemos en las personas demisexuales, que son aquellas en las cuales el deseo sexual se despierta cuando hay una conexión emocional, que es con lo que tiene que ver el erotismo. Pensemos en las personas sapiosexuales, que son aquellas que se excitan sexualmente solo cuando hay un interés intelectual, una atracción intelectual hacia la otra persona, hay muchas formas, son tan variadas, el erotismo es tan variado como las personas, hay cosas que también tienen que ver con nuestra historia de vida con nuestra biografía, con nuestra sensación de sentirnos protegidas, protegidos de ternura, de intimidad. que todo esto tiene que ver desde ya con el erotismo. También justamente en el erotismo hay una búsqueda más, si se quiere, desde ya del placer, que no pasa solo por la genitalidad, de una temporalidad distinta también, porque no es la temporalidad causa-efecto de la pornografía, que va hacia un fin concreto, y que si lo pensamos en términos neuroquímicos, tiene una finalidad de satisfacción muy rápida, es como el consumo, de hecho la pornografía tiene efectos similares al consumo. Consumo de aplicaciones sociales como Instagram o TikTok, o la comida chatarra porque genera una secreción rápida de dopamina; después en las personas sensibles está este deseo de ver más. En cambio, el erotismo tiende a una satisfacción que pasa por, insisto, por la sensorialidad, por otro tipo de búsqueda mucho más profunda y más sensible, y no tan orientada a la satisfacción inmediata del deseo, a la generación y la satisfacción inmediata del deseo sexual, como en el caso de la pornografía”.
“Por último en relación al erotismo, desde el área en que yo trabajo, desde la sexología, se trabaja enfocándose en el erotismo, en la recuperación justamente del deseo, de la curiosidad, de las ganas de experimentar, que en realidad es lo que, cuando se pierde eso en todos los ámbitos de la vida, la vida se empobrece muchísimo ante la pérdida de ese deseo de ir hacia, de esa intención de conocer más, de aproximarse más, de conectar. Entonces, desde ese lugar trabajamos en la sexología, en la reconexión con el deseo, con el erotismo”, aclaró la especialista.
Para finalizar, expresó: “A veces la pornografía sirve para esto, en algunas situaciones, sobre todo en las personas que son muy visuales, pueden utilizarse recursos que tienen que ver con la pornografía, pero el uso excesivo de pornografía y el uso exclusivo también de pornografía termina generando un empobrecimiento de la sensibilidad, sobre todo de la vida sexual. Porque también pensemos que la pornografía tiene un guión rápido, en general lo que se suele ver en la pornografía más «mainstream», son cuerpos hegemónicos cuerpos con ciertas características que establecen ciertos patrones de belleza, relaciones de sumisión, donde en general es uno de los géneros el que es sometido, los géneros más feminizados, las personas con cuerpos más feminizados en general son sometidos, estamos hablando tanto de pornografía hétero como homosexual, siempre hay dentro de este juego de roles que se da habitualmente, hay como una estructura bastante rígida en los guiones, y las situaciones que se plantean suelen ser bastante repetitivas, si pensamos en fantasías sexuales, las propuestas que tiene la pornografía son bastante estructuradas y trilladas, si se quiere cualquiera de nosotros podría pensar escenas pornográficas típicas que proponen las películas. Así que, si bien puede utilizarse, insisto, como recurso, su uso excesivo y constante lleva desde ya a un empobrecimiento de la vida sexual y sobre todo del imaginario sexual”.
Fuente: RTS Noticias