A partir de ese punto de partida, Maurette despliega un relato de múltiples capas: crónica de viajes, comedia intelectual, elegía política y fábula histórica. Desfilan personajes tan insólitos como entrañables —la tía Chiquita, la misteriosa Teruca, el médico judío Zebulão Mendes o el grotesco monstruo querandí— que componen un mosaico donde la historia oficial se confunde con la invención. El resultado es una novela coral, densa en ideas pero ligera en tono, que se lee como un espejo deformante del país.

Maurette reactualiza el viejo recurso del “manuscrito encontrado” para interrogar la manera en que se construyen los relatos nacionales: cómo las versiones del pasado se falsifican, se trafican y se reinventan para sostener una identidad. En ese sentido, El contrabando ejemplar no busca restaurar una memoria perdida sino analizar las formas del engaño, la persistencia de las ficciones colectivas y la manera en que la literatura puede ser también un acto de contrabando.

Filósofo de formación, ensayista y profesor de literatura comparada, Maurette combina rigor intelectual con un sentido del humor que desmonta solemnidades. Su escritura fluye entre la erudición y la farsa, entre el ensayo y la aventura, para construir una alegoría contemporánea sobre el modo en que la Argentina —y quizá toda nación— se inventa a sí misma.

Más que una novela histórica, El contrabando ejemplar es una teoría narrativa sobre la identidad. Una historia donde el contrabando deja de ser delito y se convierte en metáfora: el arte de sobrevivir a fuerza de apropiaciones, disfraces y relatos compartidos.