Memorable frase que dejó José Manuel Estrada, y que hoy más que nunca sacamos a la luz para conmemorar el día del profesor y defender la educación pública.

Valeria Elías
RTS Medios
José Manuel Estrada fue escritor, publicista, orador e intelectual argentino que murió en Paraguay el 17 de septiembre de 1894. Se destaca su participación como político desde distintos espacios de poder. Fue secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento y ocupó, durante 1869, el cargo de jefe del Departamento General de Escuelas del Gobierno de Buenos Aires. Además, fue rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, participó de la Convención Provincial Constituyente y diputado por la Unión Católica de la Provincia de Buenos Aires. Escribió numerosas obras sobre educación, historia y política de su país.
Fernando Roggeor es profesor de Historia, docente de nivel secundario y superior, responsable del Museo Municipal José Manuel Maciel de Coronda, con él conversamos sobre el día del profesor, historia y la actualidad de la enseñanza.
Sobre la historia él nos aportó “el sistema educativo argentino tiene sus orígenes a finales del siglo XIX y es parte del proceso de formación del Estado Nación argentino. Es decir, que desde sus comienzos va a tener un rol muy claro. Estos Estados en formación necesitan instituciones que legitimen su poder y las escuelas serán, por excelencia, el aparatos ideológicos de esos Estados. Tengamos en cuenta que desde mediados del siglo XIX se da un importante arribo de inmigrantes europeos al Río de la Plata como parte del desarrollo del modelo agroexportador con el que Argentina se va a insertar al sistema capitalista mundial. La escuela será entonces la institución encargada de homogeneizar esa diversidad de cultura, idiomas, costumbres, ideas que llegan desde el exterior y esa pretendida homogeneización debía dar como resultado el “ser nacional”. Es decir, se debía convertir en argentinos a los recién llegados, pero sobre todo a sus hijos. En este contexto lo encontramos a José Manuel Estrada cuyo pensamiento político e ideológico íntimamente ligado al catolicismo va a confrontar con las ideas modernizadoras y laicistas de parte de las élites gobernantes”.
“Como dijimos, la escuela a fines del siglo XIX y principios del siglo XX tenía objetivos muy claros como parte constitutiva del proceso de formación del Estado, por tanto desde ese lugar debe ser comprendida como una construcción social y política. Creemos que si logramos desnaturalizar la existencia de la escuela y del sistema educativo y lo pensamos en términos críticos no solo podremos comprender la complejidad de su fundación y construcción en términos históricos, sino que podremos problematizar y dimensionar la complejidad de su presente. Aquí consideramos interesante volver sobre la idea de que cuando pensamos en el pasado lo hacemos desde el presente, son los problemas y las demandas del presente las que nos llevan al pasado, en otras palabras, el presente debe ser pensado en términos históricos. La historia es estudiada, investigada, revisitada, desde el presente y es ese presente el que me determina en términos políticos, ideológicos, culturales, etc.” explicó el docente.
La visión de la época era clara “la educación y la escuela tal como fue pensada -comenta Fernando- en Argentina cumple un rol muy importante en la distribución del capital cultural, se vuelve un vehículo que busca garantizar el acceso a ese bien y que acorta las distancias entre los que más tienen y los que menos tienen. Ese será uno de los rasgos más resistidos del sistema educativo por parte de los sectores más conservadores de la sociedad. Pensar la educación en términos universales, libres, laicos y como un derecho es una determinación política que expresa en qué modelo de sociedad se está pensando. Esto es muy diferente a pensar la educación como un servicio que se puede comprar y vender como cualquier mercancía”.

Respecto a su visión sobre la educación actual nos aportó “En la actualidad la escuela ya no puede ser concebida en los mismos términos que hace más de un siglo, sus objetivos deben ser otros porque el contexto, los actores sociales y sus demandas han cambiado. Las transformaciones sociales son más rápidas que las institucionales, por lo tanto los cambios en el sistema educativo siempre son una reacción a esas transformaciones. Esos cambios deben ser políticos, ideológicos, institucionales, por lo que necesariamente requieren de tiempos que muchas veces la inmediatez de la sociedad actual no cree disponer. Es necesario comprender que los nuevos contextos presentan nuevos desafíos y requieren de nuevas estrategias distintas a las anteriores para poder dar respuestas satisfactorias. No podemos seguir pensando la educación, la escuela, los docentes y a nuestros estudiantes de la misma manera que se los concebía hace cien años. En este punto es importante desnaturalizar aquella idea maternal de las maestras, la docencia es una profesión y quienes la ejercemos somos profesionales que nos formamos para ejercerla”.
“Plantear esto es fundamental para comprender el rol docente y la realidad en la que nos desempeñamos. Como profesionales los docentes necesitamos condiciones de trabajo que nos permitan desempeñarnos con normalidad. En la actualidad la escuela asume funciones para las que muchas veces no está preparada y los y las docentes deben cumplir roles que escapan a su formación profesional” agregó.
Los tiempos cambian y los desafíos aumentan, adaptarse a lo nuevo es la clave, sobre esto opinó “uno de los nuevos desafíos a los que la escuela se enfrenta es al gran acceso a la información disponible en internet y a la reciente irrupción de la Inteligencia Artificial. Consideramos que esas son herramientas muy interesantes que requieren de nuevos aprendizajes para poder realizar un adecuado uso de su potencial. No creemos que debamos prohibir su uso ni alarmarnos por su presencia en las escuelas, lo que debemos hacer es, primero aprender a utilizarlas y luego enseñar a hacer un uso responsable de esas herramientas a nuestros estudiantes. Por negarlas en las escuelas esas tecnologías no van a desaparecer y los y las jóvenes están en permanente contacto con ellas, por eso la negación y su prohibición no serían una estrategia a seguir”.
Analizando los procesos, desarrolló esta conclusión “con la pandemia la virtualidad se instaló definitivamente y se dio un interesante fenómeno de circulación de una gran cantidad de bibliografía en formato digital que posibilitó una gran democratización del conocimiento. Antes acceder a un libro o a textos de estudio requería esfuerzos y condiciones económicas que hoy se han achicado y eso es muy valorable, lo que toca ahora es generar conciencia en el uso y sobre todo dar herramientas para poder discernir entre lo bueno y lo no tan bueno. Debemos entender que el aprendizaje y el conocimiento son procesos que requieren de tiempo y esfuerzo y eso no se puede reemplazar con un “enter” y con una búsqueda rápida en un buscador de internet. Sino que a esas búsquedas hay que tamizarlas y los resultados deben ser leídos en términos críticos. Ahí consideramos que están unos de los principales desafíos de la educación del presente”.
Y para concluir su entrevista dijo “quizás estamos transitando tiempos en los que la formación del pensamiento crítico se ha vuelto más importante, no porque antes no lo fuera, sino por la cantidad y variedad de información que circula, por su accesibilidad y por la manipulación que desde algunos espacios de poder se intenta hacer. En ese desafío están los nuevos sentidos de la educación en la actualidad”.
“Ser profesor es la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacer lo que eligieron ser” Estrada.
Fuente: RTS Noticias