La mente saturada por la sobreinformación y el consumo constante es un punto clave para analizar, los efectos secundarios a los que no se presta atención y van generando otros problemas en el entorno. ¿Cuán afectados estamos?

Valeria Elías
RTS Medios
La sobreinformación es hoy en día un conflicto más a resolver, entre las noticias y los anuncios, las publicidades y las imágenes se produce una saturación psicológica que pasa inadvertida, dado el acostumbramiento que se tiene a que los medios, las redes, aplicaciones y demás, ofrezcan publicidad (en tanto uso gratuito) y noticias que se consumen como necesidad imperiosa de saber lo que pasa.
El Instituto Reuters, de la Universidad de Oxford, publicó que actualmente el 39% de las personas en el mundo evita las noticias. Un hecho interesante ya que esta cifra nunca había sido tan elevada. No se trata de gente con poco interés por la actualidad, sino antiguos consumidores de información que se sienten abrumados por el exceso de contenido. De hecho, según la misma encuesta, el número de personas que dice sentirse sobrecargada por la cantidad de noticias ha subido 11 puntos en los últimos cinco años.
La pregunta inicial es cómo afecta este exceso de información y estimulación a la psiquis humana. Para esto el Dr. José Adrian Cosentino, médico cirujano especialista en Psiquiatría, explicó algunos puntos a tener en cuenta sobre esta problemática.
Respecto a que las noticias tienen un impacto psicológico en las personas y hoy sobreabundan, ¿cuáles son las consecuencias de esta sobrecarga de información?, el entrevistado dijo:
– “Las noticias nunca son neutrales: transmiten emociones, preocupaciones, generan expectativas o temores. En la actualidad, con la sobreabundancia de medios y plataformas, el problema es que pasamos de estar informados a estar desbordados. Esa saturación impacta en la mente con más ansiedad, irritabilidad, problemas de concentración e incluso alteraciones del sueño. En lugar de ayudarnos a entender mejor la realidad, tantas noticias simultáneas muchas veces nos confunden o paralizan”.
También es cierto que la propaganda está en todos lados. ¿Qué pasa con estas ofertas espontáneas y constantes?
– “La publicidad funciona sobre una premisa muy simple: recordarnos que siempre nos falta algo. El problema es que hoy lo hace de manera incesante, en la calle, en el teléfono, en las redes, incluso en nuestros momentos de descanso. Ese bombardeo no solo estimula la compra innecesaria, sino que alimenta un vacío emocional: creemos que lo externo va a resolver lo interno. En épocas de crisis, esta presión se vuelve aún más fuerte y muchas personas terminan cayendo en consumos impulsivos o compulsivos”, explica el médico.
Sobre si ¿Existe algo así como una adicción a la información o al consumo?, explicó:
-“Sí, podemos hablar de un mecanismo adictivo. El cerebro busca pequeñas recompensas: cada notificación, cada noticia, cada compra dispara dopamina, y eso nos lleva a buscar más y más. El problema es que la satisfacción dura segundos, y al poco tiempo aparece la sensación de vacío. Esa rueda puede volverse muy similar a una adicción”.
¿Cómo se puede encontrar un equilibrio ante tanta información y estímulo al consumo?, a esto, alegó:
-“El primer paso es reconocer que no todo lo que llega merece ser leído, visto o comprado. Tenemos que jerarquizar: distinguir lo importante de lo irrelevante. Es fundamental poner límites: horarios concretos para informarse, evitar el scroll infinito, regular la exposición a pantallas y priorizar actividades que realmente nutran, como la lectura profunda, la actividad física o el encuentro con otras personas”.
Para finalizar, respondió: ¿Cómo llevar un estilo de vida más tranquilo, estable y seguro en medio de este torbellino informativo?
-“La calma es también una forma de salud. No significa desconectarse del mundo, sino conectarse de manera más sana. Es posible vivir informados sin estar saturados, consumir sin caer en la compulsión, elegir con conciencia en lugar de dejarnos arrastrar. Recuperar la pausa, el silencio y el criterio propio es hoy un verdadero acto de salud mental”.
“Cuando todo suena urgente, elegir lo importante también es salud. En tiempos de pantallas encendidas y titulares que compiten por nuestra atención, el desafío no es saber más, sino saber mejor. La mente necesita pausas, jerarquías y vínculos humanos que ordenen el ruido. Informarse sin intoxicarse, consumir sin compulsión y volver a habitar el cuerpo —el sueño, la respiración, el latido— son decisiones clínicas cotidianas que cuidan la salud mental y también la cardiovascular. No propongo retirarnos del mundo, sino estar en él con criterio, con hábitos que nos devuelvan el foco y calma. Cuando recuperamos la pausa, aparece lo esencial: comprender, elegir, acompañar y ser acompañados”, concluyó Cosentino.
Fuente: RTS Noticias